Boletín La Corona
Boletín nº 10, 1 de
junio de 1922.
Comienza con la crónica de la traída de la
Virgen a Villena en el pasado mes de mayo y que lleva por título “La Virgen en
Villena”. Figura a continuación, un resumen de la misma:
“Amaneció
el sábado 6 de mayo de 1922 y un repique general de campanas avisó a todo el
vecindario que la Imagen de nuestra Patrona iba a ser traída, en procesión de
rogativas para obtener del cielo, mediante su intervención, el beneficio de la
lluvia.
A
las seis y media de la tarde anunciaron las campanas que la Virgen estaba en
San Bartolomé. Los alrededores de la Bodega Nueva y del Molino se llenaron de
gentes llegadas de todos los rincones de Villena, para esperar allí a “La
Morenica” y subir acompañándola hasta la
ermita de San Sebastián, para luego
continuar hasta la iglesia arciprestal de Santiago.
Al
día siguiente, domingo, comenzó el triduo de Rogativas, con asistencia del
Ayuntamiento, Clero de Villena y Junta de la Virgen, ocupando la sagrada
cátedra el Sr. Doctoral de Orihuela y por la tarde el Sr. Arcipreste, el cual
siguió predicando en los días sucesivos, ayudado por el Cura de Santa María D.
Antonio Amorós y el Capellán del Asilo.
Hasta
las once de la noche, permanecieron en esos días, las puertas abiertas de
Santiago, pues era impresionante la cantidad de fieles que, desde temprana hora
de la mañana acudía a visitar a la Sagrada Imagen….”
Un artículo titulado “La Exposición”, narra la realización, en los primeros días del pasado mes, de una exposición de todas las alhajas y objetos de oro y plata regalados para la Corona de la Virgen de las Virtudes.
El lugar escogido fue el escaparate de la
tienda de don José Carrera[1],
corriendo el arreglo del mismo a cargo del popular Antonio Laosa, hombre de
refinado gusto artístico y experto en la decoración de escaparates.
Se tapizó interiormente de peluche rojo y
azul, engalanado con preciosas flores artificiales de color blanco e iluminado
con potentes focos eléctricos.
La exposición fue una inyección capaz de
levantar el ánimo a los rezagados y así se notó en los días siguientes, en los
que muchas personas se apresuraron a entregar sus donativos. Fueron tan largas
las colas de curiosos que acudieron a ver el escaparate, que miembros de la
guardia urbana tuvieron que dirigir a los vecinos que deseaban observar las
piezas mostradas, para que no se organizaran aglomeraciones.
Boletín nº 11, 1 de julio de 1922.
Comienza con “Las Fiestas”, insistiendo el
autor en que debemos de preocuparnos un poco más por mejorarlas. Insiste en su
carácter tradicional, que no puede ni debe desaparecer. Establece una diferencia
entre lo que es progreso y Villena, puesto que todo a lo que a la Virgen se
refiere, debe ser intangible. Ella es la base, el fundamento, el principio, el
centro y el todo de nuestras fiestas y que siempre han de ser eminentemente
religiosas.
Respecto a las comparsas, indica el escritor:
¿Qué
impediría, por ejemplo, convertir esas retretas, desorganizadas y larguísimas
por las muchas calles que tienen que recorrer, en una bonita y ordenada
cabalgata nocturna con sus carrozas, farolas, antorchas, etc.?
El
año pasado se organizó una modesta batalla de serpentinas en la Corredera que,
aun siendo más que un ensayo, resultó bastante aceptable.
Organícese
este año, oblíguese a la inscripción previa de los carruajes que hayan de tomas
parte, ofrézcanse premios aun cuando solo sean honoríficos a los carruajes
mejor adornados, no se permita a nadie andar por el centro de la calle y
resultará un espectáculo culto, agradable y atrayente…
En
cuanto a las comparsas, ya lo hemos dicho en otra ocasión y lo repetimos ahora,
es necesario pensar que son pobres la mayoría de sus individuos y en que no hay
derecho a exigir que estos diviertan gratuitamente a diez y ocho mil
habitantes.
Se
necesita dinero y este debe salir de donde se encuentre”.
En las páginas interiores figuran varios
artículos de carácter religioso, así como varios poemas y una sección de
“necrológicas”.
Finaliza con las clásicas listas de donantes y
con una nueva cantidad monetaria: 20.759,10 pesetas.
Boletín nº 12, 1 de agosto de 1922.
Se cumplía un año del inicio de esta
publicación y un artículo con dicho título realiza una valoración general del
tiempo transcurrido.
Gaspar Archent le dedica un poema a la Virgen
de la Asunción y Tomás Giner dedica unas frases a la Virgen de las Virtudes,
para dar paso a un nuevo apartado titulado “Notas cómicas de las fiestas”
firmado por Tableau.
Se anuncia que para septiembre el boletín
tendrá carácter extraordinario por el aumento de páginas, calidad del papel,
ameno y variado texto avalado por firmas prestigiosas. Su precio será el de 25
céntimos ejemplar.
Una nueva cantidad para cerrar el boletín:
21.835,60 pesetas.
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