En estos tiempos en los
que, entre otras cosas, está de moda recordar el pasado, normalmente recurrimos
a la fotografía. En este artículo nos vamos a centrar en los textos y como de
aquellas fechas, no tenemos fotos, publicaremos algunas actuales, con el fin de
que no quede “soso” el texto.
En aquel entonces, 1899, para la celebración de los
tradicionales festejos cívico-religiosos, se ponía de acuerdo el Ayuntamiento
de esta Ciudad con la Junta Administrativa de Nuestra Señora de Las Virtudes.
Ambas instituciones,
procuraban excitar el celo de los conciudadanos, rogándoles que extremen el
aseo de sus calles y viviendas; que ostenten colgaduras al paso de las
procesiones de la Madre de Dios e iluminen las fachadas las noches de
festividad y que se ordenase a los que amenizan los festejos con sus comparsas de Moros y Cristianos, que
guarden la mayor prudencia al correr la
pólvora, asistan con exquisita puntualidad a todos los actos de fiesta y
procedan en todo con cordura y rectitud que de tan gallarda muestra ha sabido
dar siempre en estos casos el culto pueblo villenense.
El primer toque, avisando
de la llegada de las Fiestas, se llevaba a cabo a la una de la tarde del día 5,
mediante repique de campanas en las parroquias de Santa María y de Santiago,
anunciando la salida del Clero y Autoridades locales hacia el Santuario de
Nuestra Patrona.
Unas horas después, las
comparsas de reunían en la Losilla y a las cinco iniciaban su entrada en la
población, recorriendo las calles: Nueva, Corredera, Almansa y San Sebastián,
en hora y media y quedando situadas en las afueras de dicha calle.
Cuando la Imagen de la
Virgen llegaba a la ermita de San Sebastián, las comparsas realizaban las
salvas, jugaban sus banderas y sus bandas ejecutaban la marcha real y a
continuación se cantaba el HIMNO DE BIENVENIDA del maestro Laporta, con la
capilla dirigida por el mismo.
Entretanto, empezaban a
desfilar las comparsas por orden de antigüedad, haciendo salvas por las calles
de San Sebastián, Almansa, Estación, Raso, San Francisco, Trinidad y Molino
hasta la plaza de Santiago, donde, sin disparar, esperaban la exhibición de la
Santa Imagen en la puerta que da a la plaza, para hacer salva general, en cuyo
momento se jugaban nuevamente las banderas y se ejecutaba la marcha real por
todas las bandas.
La Imagen de Nuestra
Señora recorría procesionalmente las calles antes descritas y al llegar a la
calle de la Estación se disparaba un bonito castillo de fuegos artificiales.
También se elevaban globos aerostáticos cuando la Sagrada Imagen pasaba frente
al colegio de San Fernando.
En la noche del día 7, al
sonar la primera campanada de las doce de la noche, se anunciaba la llegada del
DÍA DE NUESTRA SEÑORA, mediante un repique de campanas. En la plaza de
Santiago se quemaba una gran palmera de cohetes voladores y tocaban la marcha real
hasta que se extinguían las luces de bengala colocadas alrededor de la plaza y
en el interín se elevaban varios globos. Finalizaba la ALBORADA del día de la Virgen con una gran traca que rodeaba la
plaza de Santiago.
A las seis de la tarde del
8 de septiembre, comenzaba la SOLEMNE
PROCESIÓN de Ntra. Sra. de Las Virtudes y recorría las calles siguientes:
Mayor, San Antón, Empedrada, Santiago, Almansa, Corredera, Trinidad, Juan Ros, Entre
fuentes, Rollo, Nueva, Puerta de Biar, San José, Palomar, Santa María,
Constitución y Mayor. Había varias paradas en las que se cantaban motetes de
diversos autores.
Cuando la Virgen entraba
en la plaza de Santiago se tocaba la marcha real y ardían vistosas luces de
bengala, mientras que las comparsas se abstenían de disparar los arcabuces
durante el paso de la Virgen por la plaza. Las salvas se realizaban cuando la
Virgen asomaba a la plaza después del paseo claustral.
A las seis de la mañana
del día 9, las comparsas partían de la plaza de Santiago haciendo salvas, para
acompañar a nuestra Patrona que, procesionalmente, recorría las calles del
Molino, Trinidad, San Francisco, Raso, Zarralama y afueras de dicha calle.
Escribo estos textos,
tomadas del programa de 1899, y mientras relataba cómo
eran algunos actos de nuestras Fiestas de la Virgen hace 120 años, no podía dejar de pensar como son en la actualidad y
como serían si se intentaran realizar nuevos cambios, aparte de los muchos ya
realizados.
Que cada uno saque sus
conclusiones, pero si es posible que le aplique una pequeña dosis de rigor.
Textos y fotografías de Joaquín Sánchez Huesca