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«Unos paisajes villenenses en el monasterio de Santa María del Parral en Segovia - 2009»
«Catálogo de los profesores de las Bellas Artes Murcianos, por A. Baquero Almansa, Murcia 1913»
Del citado catálogo, efectuamos un resumen de los artistas que estuvieron relacionados con Villena.
Tras una advertencia preliminar que escribe el autor en Murcia, el 26 de diciembre de 1912, figura una introducción histórica algo extensa, para dar paso a los profesores murcianos de las bellas artes, y los va citando por siglos, comenzando por el XIV y el XV.
Maestre
Jacobo Florentín (pág. 41 a 45)
Indica que “murió en un lugar de Murcia que se
llama Villena…” en 1526 y esto es contado por su hijo Miguel de Urrea.
Hay una nota a pie de página en la p. 44 que
dice así:
El Sr. G. Simancas (Revista
de Archivos ya citada) sospecha si deberán atribuirse a maestre Jacobo
Florentín dos preciosos retablos tallados en madera y policromados y una pila
bautismal con preciosos relieves que existen en la parroquial de Villena, y que
él ha registrado en su Catálogo Monumental y Artístico de la provincia de
Alicante.
Mícer Francisco
Florentín (págs. 45-46)
Se le llamó “El Indaco” y en 1520 estuvo
trabajando en la torre de Murcia.
En abril de 1521 figura como Maestro Mayor su
hermano Jacobo, mientras que en los dos años anteriores, en las cuentas de
Fábrica sólo figura Micer Francisco como Maestro Mayor.
Jerónimo
Quijano (págs. 47-53)
Fue llamado “El Montañés”. Constructor del 2º
cuerpo de la torre de la catedral de Murcia (1526 y siguientes).
El primer cuerpo se concluyó en 1525.
Era arquitecto y escultor.
Urrea lo califica entre los más distinguidos
representantes del Renacimiento Español.
Figuró como maestro mayor hasta 1563. Sus
restos están en la catedral de Murcia.
Acta
Capitular de la Iglesia de Cartagena de fecha 16-11-1526 (págs.
445-447)
Se titula “Captación y Asiento con Maestre
Jerónimo Quijano”. Entre los reunidos figuran don Martín de Selva, arcediano de
Cartagena y don Pedro de Medina, tesorero, ambos de Villena.
Tratan acerca de la contratación del Mastre
Jerónimo, manifestando que debe fijar residencia en Murcia y que traiga a su
mujer en el plazo de dos meses desde la firma del contrato.
Se indica también que no se puede ausentar de
Murcia, sin pedir permiso al Deán y Cabildo, que debe acabar la torre y se
estipulan los plazos de la obra.
José
Esteve Bonet (pág. 296)
Notable
escultor valenciano, fue escultor de cámara de Carlos IV y director general de
la Academia de San Carlos, sustituyendo a Vergara. Por su fecundidad y por la
índole y mérito de sus obras puede considerarse como el Salzillo de Valencia.
Obras
que realizó para Villena:
1766: Un niño de un palmo para
la viuda de Francisco Esteve.
1768: Un San Joseph con el niño, de 5 palmos
para Fray Juan Simón.
1783: Un San Joseph de 5 palmos con el niño
Jesús dormido y un palmo de peana, para don Alonso Mergelina, regidor.
Roque
López (págs. 314-318 y 488)
Discípulo predilecto de Salzillo y continuador
de su escuela. Fue natural de Mula, debió nacer por los años de 1740 y tantos
1747?; pues en el año 65 ya le vemos de oficial en el taller de Salzillo y tan
estimado del Maestro, que al dictar éste su segundo testamento, le mandaba un
juego completo de herramientas. Al lado del insigne imaginero estuvo unos
veinte años y cuando el maestro murió comenzó a brillar la estrella de Roque.
Más adelante describiremos el catálogo de sus
obras que publicó el Conde Roche en 1889. Las obras que detalladas en el mismo
están entre 1783 (años de la muerte de Salzillo) y 1811.
En la pág. 488 se cita que Roque López, para
Villena, realizó las obras siguientes:
Asunción de la Virgen,
Soledad, Virgen del Rosario, Otra Virgen (para las monjas), Santiago Apóstol y
San Francisco en la impresión de las Llagas.
«GALA V CENTENARIO CIVDAD DE VILLENA» - 25 febrero 2025
«Jacobo Florentín, Francisco Florentín y Jerónimo Quijano» artistas destacados del siglo XVI y que desempeñaron una gran actuación en Villena
Detalle de tres grandes personajes, que influyeron notablemente en Villena durante el siglo XVI.
Jacobo Florentín
Jacobo casó en España con
Juana de Velasco, hija del entallador de Jaén, Juan López de Velasco; autor,
con el alemán Gutierre Gierero, de la sillería de la catedral de Jaén.
Fue pintor y escultor renacentista
italiano, así como discípulo del gran artista Miguel Ángel.
Jacobo y Pedro Machuca
-pintor renacentista español que nació en Toledo en 1490, pero que se formó en
Italia con Miguel Ángel, donde conoció a Jacobo-, vinieron a España, atraídos por el esplendor
de la corte de Carlos V. Jacobo vino
como pintor y enseguida se destacó como un valiente estatuario.
En 1520 contrataron en Granada la realización
de un retablo para la Capilla Real. Ambos tenían prestigio de fresquistas, que
se lo habían ganado en Italia en el taller de Miguel Ángel.
Aunque el proyecto de la
Capilla Real se redujo notablemente por las penurias económicas del momento,
ambos trabajaron allí y Jacobo realizó dos bellas pinturas que representan la
venida del Espíritu Santo y la Santa Cena, así como el retablo.
Tras estos trabajos se le
abrieron algunas puertas importantes, todo ello unido a que era un hombre muy
abierto al nuevo orden renacentista, adaptándose perfectamente a las nuevas
corrientes artísticas del Renacimiento. Se convirtió en arquitecto, sin serlo;
y acabó creando escuela e influyendo notablemente en la arquitectura renaciente
andaluza.
Jacobo se colocó en dos
puntos estratégicos: Murcia y Granada. Desde uno de ellos su radio alcanza a
todo el Levante meridional y desde el otro, gracias al formidable empuje de
Diego de Siloe, a Andalucía.
Hay constancia de que en el
año 1522, tras el fallecimiento de Francisco Florentín, Jacobo pasó a ser
maestro de la torre y hasta 1526, se
registran pagos por tal concepto. En la Catedral de Murcia, Jacobo elevó el
primer cuerpo de la torre y en 1525 inició las obras del segundo cuerpo. Este
trabajo lo simultaneó con la realización
de las dos portadas de la Sacristía, en las que destacan
los adornos de los capiteles: carátulas y cabezas de mujer, así como tres
hornacinas con figuras de la fe, esperanza y caridad.
En la década
de 1520 comenzó la construcción de la sacristía de Santiago, situada a los pies
de la torre. Tradicionalmente se ha atribuido esta obra a Jacobo Florentino. Se
sabe que fue él quien realizó la bellísima pila bautismal. Se le atribuye
también la elegante portada de la sacristía, así como la decoración de dos
ventanas del Palacio Municipal, que dan a la placeta de Santiago. Al fallecer
en 1526, le sucedió en la obra de Santiago su discípulo, Jerónimo Quijano”.
Su obra, derivada del arte
florentino de fines del siglo XV, supuso la introducción de formas
renacentistas en España.
Aunque realizó importantes
trabajos en la Capilla Real de Granada, donde emprendió obras de más
trascendencia. Fue en Murcia, ciudad que, debido a su magisterio y sobre todo
al de su sucesor Jacobo Florentín, el Indaco, se convirtió en un gran centro de
difusión del arte moderno.
Francisco se incorporó a la
catedral de Murcia, como maestro mayor en 1519, comenzando la construcción de
la torre el 7 de julio de 1519. Cobró salario como maestro de la torre hasta
1522, fecha en que falleció. En tan corto periodo de tiempo, Francisco no haría
más que sacarla de los cimientos y preparar el camino a su sucesor, Jacobo
Florentino.
Posiblemente intervino en la
portada de la catedral llamada de las Cadenas, que se labró entre 1512 y 1515.
Jerónimo Quijano
Fue el primer artista local
que encarnó el nuevo estilo arquitectónico y continuó las enseñanzas de Jacobo
el “Indaco”, a quien conoció en Granada, puesto que allí se congregaron gran
cantidad de artistas de la época. Ambos viajaron a Murcia, en donde Jacobo
Florentino tuvo la ocasión de hacer partícipe a Quijano de sus distintos
trabajos.
“Es el buen maestre Jerónimo, escultor excelente y
arquitecto que fue maestro de la obra de la torre de Murcia y del Obispado de
Murcia y Cartagena, persona entendida en buenas letras”. Son estas las últimas palabras del
licenciado Lázaro de Velasco en el prólogo de su traducción del Vitrubio.
El maestre Jerónimo Quijano,
además de un excelente escultor (más que entallador) fue una persona ilustrada,
entendida en buenas letras. De hecho su firma se conserva en Toledo, en la
tasación que hizo el 7 de abril de 1548 del grupo de la Transfiguración, de
Berruguete, en el trascoro de aquella catedral.
Como escultor se le
atribuyen varias obras, entre ellas las realizadas en la iglesia de Santiago
Apóstol de Villena, como son: el retablo de la Virgen de la Esperanza, la
puerta de la sacristía y las ventanas de
la sacristía (que dan a la calle Ramón y Cajal). Hay que tener en cuenta que
Quijano continuó en Santiago la labor iniciada por Jacobo Florentino, por lo
que no es posible cuantificar hasta donde hizo Jacobo y hasta donde Jerónimo.
Mientras no aparezcan
documentos que acrediten con rigor lo que hizo cada uno, lo mejor es que formen
parte del equipo que participó en las distintas actuaciones realizadas en el
templo de Santiago de Villena.
Continuó los trabajos de la
construcción de la torre de la catedral de Murcia en 1526, en calidad de
maestro mayor y en la propia catedral se le atribuyen varias obras, entre ellas
la capilla de la Encarnación y la de la Transfiguración del Señor. Su evolución
se producirá desde un dominio en escultura hasta un excelente control de la
arquitectura renacentista romana, que en España la materializará con una gran
belleza en los acabados.
No existen fronteras artísticas entre el reino de Murcia
y la vecina provincia de Alicante y la vecina provincia de Alicante, por lo que
agrupamos esta región del Levante-Sur en una misma entidad artística.
Historia Universal del Arte Hispánico, por Fernando Chueca Goitia. Volumen Undécimo.
«Algo de historia de Villena» artículo publicado "El Activo nº 16", 10-9-1899
Algo sobre la historia de Villena
Con motivo de las fiestas me propuse publicar algunos apuntes sobre la historia de Villena; por más que busqué solo he logrado escaso número de notas, lo que hizo vacilar mi propósito del que desistí completamente al ver en El Jueves el hermoso artículo de don Salvador Avellán que ha conseguido reunir muchos datos, comentándolos con suma erudición. Si escribo este artículo es, primero, para hacer una ligera observación al señor Avellán con objeto de que prosiga sus estudios y esclarezca un punto que no creo suficientemente probado; y segundo, teniendo en cuenta que la historia proporciona útiles enseñanzas, deducir la que de algunos hechos pasados referentes a Villena, pueden sacarse para en lo sucesivo.
Entrando en el primer punto, desde luego distintas referencias
afirman que Villena es la antigua Túrbula; lo que no resulta tan claro, es que
fuese el poblado que Aníbal tomó como pretexto para sitiar a Sagunto; pues
Titolivio dice que tales pueblos fueron los Turdetanos, los cuales, afirma
Estrabón, los constituían doscientas ciudades y villas; Plinio sólo les asigna
ciento cincuenta y Ptolomeo los divide en Turdetanos, Túrdulos, Vastellos,
Melesios y otros, asignando a los Turdetanos cuarenta ciudades mediterráneas.
Una dificultad existía para que los pueblos que se quejaban
de Sagunto fuesen los Turdetanos, y era que estaban a gran distancia de aquel
pueblo, y en sus quejas a Aníbal, decían ser molestados por sus confinantes los
saguntinos. El Padre Mariana la salva suponiendo que los Turdetanos a instancias
de los cartaginenses habían edificado en la frontera de Sagunto, una ciudad que
llamaron Tardeta o Tarta, tal suposición en algunos escritos de Larisio; de ser
cierta, tal ciudad sería la moderna Teruel, según Juliano Pomerio.
Quien afirmó que los pueblos que se quejaron a Aníbal fueron
los Turboetanos, fue Apiano Alejandrino, y aunque algunos suponen que quiso
escribir Lobetanos, Escolano, fundándose en datos de Ptolomeo, cree exacta la
palabra y coloca a Túrbula al lado de Murviedro, y con solo un monte de por
medio, creyendo que estaba situado el pueblo en la serranía de Teruel.
Lafuente, también opina que fueron los Turboletanos, pero
llama así a os habitantes de Turba, no de Túrbula.
De tan diversas opiniones nacen mis dudas y confió en que el
señor Avellán continuará con sus eruditos estudios con objeto de esclarecer
punto tan importante.
Y concluido mi primer objeto entro en el segundo, o sea en la
deducción de consecuencias.
Confieso que extrañé el nombre de Túrbula “pequeño alboroto o
turbulencias” y quise encontrar su etimología; al cabo de revolver millares de
pergaminos hállela en unas Crónicas de Quinto Sempronio, que la explica
diciendo que al venir los Romanos (no los de las fiestas) y apoderarse de
varias ciudades, lo hicieron del actual Villena, y entre los que destinaron a
vivir en ella existía un mago, gran adivino, llamado Fabalor Pellax, que fue
quien impuso el nombre de Túrbula, extrañándose sus compañeros, dijo con acento
profético: “cierto es que hoy no existen turbulencia alguna, pero por mis lares
os juro que pasados cientos de años ocurrirán grandes turbulencias en este
pueblo, a causa de que vendrá un Che
que contra voluntad de todos, querrá proclamarse Cónsul, o Emperador”.
¿Habrá quien después de leer esto dude del poder la magia?
Pasando al estudio de las notas que he tomado, veo que
“originadas cuestiones sobre los límites de Castilla, Aragón y Valencia, se
decidió la resolviesen, don Dionisio, rey de Portugal y el infante don Juan,
los cuales en escritura de ocho de agosto de 1304, decidieron que Villena y
otras ciudades pasasen al rey de Aragón, para
siempre así como cosa suya propia con pleno derecho el señorío, en cuanto
leí lo anterior exclamé: -Eureka, ya me explico en qué quiere fundar el Che su pretendido caciquismo-.Sin duda
se considera descendiente de los reyes de Aragón, y así toma a Villena como
cosas propia considerándose con pleno
derecho el señorío para hacer su santa voluntad; gran servicio le hago
publicando este fundamento porque hasta ahora, nadie le conocía ninguno.
A pesar de lo anteriormente copiado, Villena estaba más por
Castilla, pues posteriormente en la guerra entre castellanos y valencianos, veo
en otra nota que los castellanos pusieron sitio a la villa de Caudete por el
mes de septiembre de 1429, antes de que pudiesen ponerla en estado de defensa
por los valencianos, estos trataron de enviar algunos cañones a aquella plaza,
pero fueron cogidos por los castellanos.
Tome el Che buena
nota de lo anterior y piense –que se Villena era entonces contraria a los
valencianos, más contraria es hoy a él, con lo que le da su verdadero parecido.
Por último, veo en otra nota que en la guerra de la
Independencia, “el general Arispe se dirige a Villena, donde llega sin ser
visto ni oído a favor de la oscuridad de la noche; sorprendidas las tropas
españolas que allí habían al amanecer del 11 de abril de 1813, son batidos por
aquel general que las obliga a emprender la retirada, no sin dejar en su poder
500 hombres y una bandera”.
Quien ha de tomar nota de lo anterior es el pueblo de
Villena, pues por descuidarse ha dejado que el Che vaya tomándose importancia solapadamente, como si dijéramos
desde la oscuridad, y si demostramos temerle y huimos, la derrota es segura,
mientras que resistiéndole, pronto nos convenceremos de que no va ninguna
parte; pues el último villenense vale más que este forastero que, endiosado con
su fortuna, me recuerda la conocida fábula en que el protagonista toma como
para sí, las reverencias que se dirigen a su sobrepuesta.
El Dr. X.X.
«Censos relacionados con el siglo XVI, en los que figura VILLENA»
Censo de población de 1533 – Reino de Murcia - Francisco Chacón Jiménez, Universidad de Murcia – 2000
Es necesario aclarar el término
provincia dentro de la división territorial y fiscal de Castilla en el siglo
XVI. En la organización de carácter fiscal, la entidad representativa era la
ciudad con voto en Cortes, que a la vez solía abarcar una o varias provincias.
Las localidades que comprendía la provincia de Murcia se correspondían,
prácticamente con las que formaba el reino de Murcia. Sin embargo, el reino es
una división política distinta a provincia que tiene un sentido fiscal.
El Rey necesitaba conocer la
situación económica y social de sus vasallos para determinar si los impuestos
que pagaban se correspondían con su
riqueza real y por tanto con sus posibilidades. Entre 1528 y 1536, toda la
geografía castellana se vio inmersa en una gran operación, sin precedentes,
calificada de primera gran encuesta pre estadística (en Murcia concluyó el
1533).
Proseguirán otras, como fueron la de
las alcabalas (impuesto que el vendedor pagaba al fisco, tanto en compraventa
como en permuta) en la segunda mitad del XVI o las grandes encuestas del XVIII:
Catastro del Marqués de la Ensenada (1752), Censo de Floridablanca (1787) y
Censo de Godoy (1797).
Los autores de los informes indican:
Nosotros personalmente fuimos a todas
las dichas ciudades, villas e lugares… e por lo que vimos por vista de ojos.
En el fuero
concedido a las ciudades de Murcia y Lorca, los hidalgos quedaban obligados al
pago del servicio y debían contribuir igual que los pecheros.
A principios
del siglo XVI la provincia de Murcia era una de las 18 provincias de Castilla y
sus 57 localidades representaban un 5,3% de todo el territorio castellano.
Murcia era un
territorio escasamente poblado, como consecuencia de la reconquista reciente:
tierra de contacto y de frontera con el pueblo musulmán. En ella existían
diversas jurisdicciones: eclesiástica, señorial, órdenes militares y realengo.
Tres rasgos
generales caracterizaban el balance demográfico, que de estar en contacto
permanente en el siglo XIII con el pueblo musulmán, se convierte en territorio
de frontera con el consiguiente vacío de población. La costa era el espacio
menos ocupado, eran verdaderos desiertos demográficos, solo la salvaban los 500
vecinos pecheros de Cartagena y los 272 de Almazarrón. En contraste, eran las
tierras del interior y del norte de la región y de la zona de la Mancha las
que, o bien por los recursos agrícolas en las zonas de huerta o una potente
ganadería unido al transporte y a la arriería como recurso económico en las
localidades que son eje de comunicación: Albacete, Chinchilla, Villena, las que
alcanzaban las cifras más altas.
En aquella
época ya existía el trabajo domiciliado de la mujer elaborando alfombras y
paños (esto en el Norte). La carretería, el trajinar y en conjunto la actividad
comercial estaba en zonas estratégicas (Almansa, Villena, Albacete,
Chinchilla).
El trigo y la
seda fueron los dos factores básicos sobre los que se sustentó el modelo
económico que surgió a principios del XVI.
Villena, en
el periodo 1527-1528 era la 6ª localidad que tenía más presión fiscal, con 629
vecinos, de realengo (calificación jurisdiccional que tenía del Rey), con una
relación pago/vecino de 160’5 maravedíes.
En la tabla
que se confeccionó con propuestas de rebaja en el servicio, figura Villena con
un decremento del 7,4%, pasar de 100.940 maravedíes. En los años 1527-1528 a
93.440 maravedíes.
Informe de las averiguaciones
que realizaron Diego de Molina y Juan Franco entre 1527 y 1528:
“La ciudad de Villena tiene 629
vecinos pecheros, en los cuales hay hasta 50 o 60 vecinos que tienen razonables
haciendas y algunos de ellos viven de tratos en seda, en jabón y otras cosas;
la mayor parte de los demás son labradores y carreteros que trajinan con sus
carros y viven de ello y otros hay muchos necesitados y algunos pobres.
Tiene esta ciudad razonables términos
y pinares grandes y buenos y pastos de ganados. El agua no acude de ordinario
pero más que en Murcia.
Pagó esta ciudad de servicio, el
dicho año de 1528: 100.940 maravedís.
Nos parece que debe pagar 93.440.”
Censo de población de las provincias y partidos de la Corona de
Castilla en el siglo XVI, Madrid – Imprenta Real, año de 1829
El
Censo de las Provincias ordinarias y Partidos de la Corona de Castilla que se
imprime a continuación, está copiado fielmente de un libro intitulado: “Libro
del repartimiento que se hizo de los ocho millones (de Donativo) en virtud de
las averiguaciones que se hicieron de las vecindades del Reino el año de 1591
para desde el año de 1694 en adelante “ el cual se custodia en el Real Archivo
de Simancas, y pertenece a las Contadurías Generales, 2ª época, inventario 2º,
contaduría de Rentas, libro nº 2970.
En
este Censo se reputaron por pecheros, según parece, todos los vecinos de cada
pueblo, por razón de que, siendo Donativo el que se repartía, no había
exenciones; pero no consta que se incluyesen en él los individuos del Clero
tanto Secular como Regular.
Las
notas comparativas en los años de 1530, 1646 y 1694 se han tomado de libros
formados por el encabezamiento de alcabalas.
Las dos
parroquias, Santiago con 360 vecinos y
Santa María con 420. Total 780.
La villa de Almansa
tiene una pila y cuenta con 640 vecinos.
La villa de Sax tiene
una pila y cuenta con 93 vecinos.
Datos de vecinos
pecheros que figuran en la página 75:
Villena: 828 vecinos pecheros.
(Pecheros)
Año 1530…………………….629 (en Murcia y huerta habían
2.595)
Año 1646…………………….486 (ídem. 3.960)
Año 1694…………………….646 (ídem. 5.154)
Hay que tener
en cuenta dos fechas importantes:
1492: la
expulsión de los judíos.
1603: la expulsión de los moriscos.
Propuesta para la celebración de un certamen de pintura en la ciudad de Villena, con motivo de la celebración de su 500 Aniversario como CIUDAD
La ciudad de Villena, a partir del próximo martes estará inmersa en la celebración del 500 aniversario de la concesión del título de ciudad, por parte del rey Carlos I, a instancias de su madre doña Juana I de Castilla.
EL CARNAVAL - VILLENA EN LOS AÑOS 30 (SIGLO XX)
Ofrecemos a continuación algunas de las noticias aparecidas en prensa sobre EL CARNAVAL DE VILLENA
Las Provincias, 14-02-1931
Celebración
festejos de Carnaval con grandes bailes y conciertos en los días 15, 16, 17,
18, 19, 20,21 y 22.
En los primeros
días se obsequiará a las señoras y señoritas con bonitos regalos y en los
segundos estarán eminentes sextetos formados por los artistas: “Sexteto de
Barcelona” en el Círculo Villenense y “Sexteto de Madrid” en el Círculo
Agrícola Mercantil.
Diario de
Alicante, periódico
republicado 21-02-1931
Artículo
titulado: “Villena y su reina de Carnaval”
Mujeres de
Villena
Elegantes, bellas
Simpática,
alegres
Risa todas
ellas….
En
la noche del viernes 19, en el baile del Teatro Chapí que organizaba la
comisión de festejos del Círculo
Agrícola Mercantil, el mejor casino de la ciudad, fue elegida la Reina del
Carnaval.
El
vicepresidente era Luis Delgado de Molina y a su vez presidente de la comisión
de festejos.
El
Teatro Chapí estaba adornado de flores, mantones de manila con lluvia finísima
de confetis y serpentinas.
A
las 12 en punto fue la elección: Resultó agraciada Anita Hernández, acompañada
de su hermana Lolita y de Juanita Hurtado. Se le colocó una banda de seda
blanquiazul, corona no, el obsequio fue una magnífica canastilla de flores.
Entre
las asistentes destacaron: Carmencita Palao, Antoñita Amorós, Leonor Cuéllar,
Teresita Amorós, Vicentita López, Gloria Estevan, Adelita Hernández, Finita
Hurtado, Pilar Estevan, Pepita Botella, Luz Navarro, Aurelia Botella, Celia
Bañón, Emilia Montiel y Lolita Martínez.
El
presidente del C.A.M. era Emilio F. Manzaneque.
Las Provincias, 14-02-1934
Carnaval
Como
en años anteriores, las dos sociedades de recreo han organizado grandes bailes
y conciertos como sigue:
El
Círculo Villenense ha presentado los dos salones de la planta baja
artísticamente engalanados, obra de don José Cortés. Los bailes se celebrarán
del 11 al 18 inclusive, a las seis de la tarde y diez de la noche, amenizados
por una orquesta.
En
el Círculo Agrícola Mercantil y en local del Teatro Chapí, arrendado por dicha
sociedad para bailes y conciertos, y en los mismos días, festejos parecidos a
los del Círculo Villenense.
La Piñata que se instalaba en los bailes que celebraba el Círculo Agrícola Mercantil. |