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Crónica de la Semana Santa villenense de 1944 - Capítulo II

            A través de la prensa provincial, hemos tenido ocasión de conocer la crónica que realizó sobre las celebraciones de la Semana Santa villenense en el año 1944. Transcribimos literalmente el contenido de la misma:

En todos los villenenses ha producido el creciente esplendor de sus cofradías, junto con las populares demostraciones de fe, que todas las procesiones han constituido, han dejado de esta Semana Santa un magnífico recuerdo, que sus organizadores toman como premio a su trabajo y estímulo para proseguir en el camino de procurar el máximo esplendor para estas solemnidades litúrgicas en Villena.
La “Procesión del Silencio” salida por primera vez este año de la parroquia de Santa María, con la imagen del Santísimo Cristo de las Penas,  cofradía de vestas y capirote blanco, y capa de seda morada, recorrió las calles la noche del Jueves Santo.
Por la tarde del Viernes Santo se celebró, organizada por la misma cofradía, el solemnísimo Vía Crucis de penitencia, ofrecido por las intenciones del Sumo Pontífice, por la paz del mundo. Desde los balcones predicó las estaciones el reverendo señor cura arcipreste de la Purísima, de Yecla.
Una inmensa multitud de hombres y mujeres precedía y seguía la imagen del Santísimo Cristo de las Penas, cantando el santo Rosario.
Impresionante por su suntuosidad y devoción fue la “Procesión del Santo Entierro”, en la noche del Viernes Santo, organizada por el Capítulo de Caballeros del Santo Sepulcro. Tomaron parte los “pasos” del Santísimo Cristo de las Penas; María Santísima de los Dolores; Santo Cristo Yacente y María Santísima de la Soledad, cuyos cofrades vestían vesta y capirote blanco y capa negra.
En medio de un devotísimo impresionante silencio, y del pueblo todo congregado a lo largo del extenso recorrido de esta solemnísima procesión, fue desfilando el patético y religioso cortejo con su gran boato y esplendor, mientras de la inmensa multitud brotaban ininterrumpidamente “saetas” que ungían la noche con el aroma de la devoción villenense.
Alumbrando a “La Soledad” gran número de mujeres con la clásica peineta y mantilla española.
Todo ha constituido una Semana Santa esplendorosa.                              



Bien merece también un elogio la brillantez y destacada presencia de la Centuria de cadetes “Reyes Católicos” de las Falanges juveniles de Franco, en estas solemnidades religiosas en nuestra ciudad.
El Jueves Santo y en la parroquia de Santiago, tuvieron a su cargo desde las diez de la mañana hasta la una de la madrugada, la guardia al Santo Sepulcro y vela al Santísimo Sacramento, que montaron sin interrupción, escuadras portadoras de sus respectivos banderines.
De su fervorosa disciplina y de la ejemplaridad de su actitud en todo momento, sólo cabe decir que han merecido de las autoridades eclesiásticas calurosas y expresivas felicitaciones. En cuanto a su participación  en la procesión del Santo Entierro fue, en verdad, impresionante y digna de la grandeza del acto. Todos sus componentes eran portadores de antorchas que, al flamear en la oscuridad de la noche, ponían una nota de patetismo en el conjunto de detalles magníficos que han esmaltado las procesiones de la Semana Santa villenense”[1].




[1] Crónica publicada en el diario Información. Alicante, 12-04-1944

CONCIERTO DE LA BANDA DE LOS DOLORES DE VILLENA

IMÁGENES DE VILLENA

Una selección de fotos variadas sobre Villena

Nevada en el 2010

El tren llegando a Villena, abril de 2010
Desde Las Cruces
Desde el nuevo puente de San Bartolomé

Curiosas vistas nevadas 2010





Nevada a principios de los años 80, vista desde el edificio de La Cadena

Vistas de los años 50
Antiguo Hotel Alicante y plaza Vieja, años 60


RUPERTO CHAPÍ - ITINERARIOS: 1873-1874


Chapí en el año 1873 realizó un importante trabajo dentro de su  trayectoria musical, presentó la primera versión para banda de su Fantasía Morisca, que se estrenará, instrumentada para orquesta, en 1879.

Se estrenó en el Circo de Rivas, Abel y Caín.

También en dicho año se creó en Roma la Academia Española de las Bellas Artes y a sus veintitrés años, hizo oposiciones a la plaza de pensionado de número que ganó por unanimidad. Con tal motivo, estuvo en Roma, Milán y París entre 1874 y 1877, renunciando a la de París.

 En Roma escribió obras musicales de todo tipo: óperas, motetes, poemas sinfónicos y el éxito que obtuvo se ópera La hija de Jefté contribuyó a que su nombre fuera cogiendo prestigio y en la Academia de Bellas artes de San Fernando,  hubo una audición dedicada especialmente a él en la que se ejecutaron algunos  de los trabajos que realizó en la capital italiana.

La muerte de Garcilaso fue compuesta por Chapí en 1874, se escuchó por primera vez en la Real Academia de Bellas Artes el mismo año de su creación y le valió a Chapí la renovación de la beca que se le había concedido y el permiso para trasladarse a Francia, pero La muerte de Garcilaso nunca llegó a ser estrenada sobre un escenario, Ópera en un acto con libreto de Arnao, dicha composición narra la muerte de Garcilaso de la Vega en el campo de batalla a las órdenes del emperador Carlos V, cuyas tropas están acampadas cerca del castillo de Fréjus, en el Mediodía francés.

            La obra se estrenó en el Teatro Rojas de Toledo el 28 de mayo de 2009 por iniciativa de la Fundación Garcilaso de la Vega en colaboración con el ayuntamiento toledano y el Teatro de Esmirna (Izmir, Turquía). La dirección musical estuvo a cargo de Tulio Gagliardo al frente de la Orquesta y Coro de Esmirna y la escénica de Carlos Durán. El tenor Rafael Lledó encarnó al poeta toledano y la soprano Nancy Rodríguez dio vida a su esposa Elena.



Ópera actual, Junio 2009, nº 121, p.17

El 7 de marzo de 1874 terminaron los ejercicios musicales de oposición al premio ordinario en Roma. Las señoritas Gracia y Jiménez Ocampo y los señores Santos y Galardi, encargados de los solos, merecen especial atención, así como los señores Pérez (don Rafael), Espino, Carreras y Castellanos. El premio lo ha alcanzado por unanimidad don Ruperto Chapí, haciendo constar el jurado su sentimiento por no existir otra plaza pensionada para don Cleto Zabala, joven compositor que en estas oposiciones ha demostrado relevantes dores artísticas.

La Correspondencia de España, 08-03-1874

Otra obra muy importante realizada durante su estancia en Roma fue Las naves de Cortés y hemos considerado de interés, transcribir íntegramente el contenido de la crónica de prensa y que dice así:

“Con objeto de proveer una plaza de pensionado en la sección de Música de la Academia Española de Bellas Artes en Roma. Acaban de celebrarse los ejercicios de oposición prescritos por el Reglamento que rige en la materia. En dichos ejercicios figura la composición de un cuadro lírico formado de diversas piezas musicales. Para la creación literaria de esta obra, base necesaria del trabajo de los compositores, así como para las demás análogas que habían de expresar en música en el expresado concurso, fue encargado por el Jurado de profesores el poeta don Antonio Arnao, conocido en este género de trabajos; habiendo salido en suertes, entre los que escribió al efecto, las naves de Cortés, que publicamos.
Con este motivo debemos consignar que los trabajos musicales hechos por los jóvenes opositores en su clausura de veinte y tantos días, han merecido la aprobación del Jurado y el aplauso del público; particularmente el premiado (que lo ha sido por unanimidad), obra del joven compositor don Ruperto Chapí, quien ha demostrado tener imaginación, sentimiento, originalidad, así como posesión de la parte técnica de su difícil y bella profesión. Afortunadamente el público podrá apreciar pronto el mérito de esta producción, pues dentro de pocos días debe estrenarse en el, Teatro Nacional de la Ópera.”

Revista Europea, año I, nº 4 de 22-03-1874

Otra nueva información acerca del  cuadro lírico del académico señor Arnao en Las naves de Cortés, que había sido puesto en música por don Ruperto Chapí, premiado por este trabajo con la pensión de número de la academia de Bellas artes de España en Roma, va a ser puesto en escena en breve en el teatro de la Ópera, pues el señor Robles no perdona medio alguno  de dar a conocer a los compositores españoles.

La Correspondencia de España, 24-03-1874

Parece ser que la puesta en escena de Las naves de Cortés en el Teatro Real dejó algo que desear, con tal motivo, exponemos la crónica periodística de tan importante evento:

“En el Teatro Real se ha puesto en escena, aunque mezquina y pobremente, el precioso episodio lírico español Las naves de Cortés, admirablemente escrito por el señor Arnao, que ha demostrado en esta obra, como en todas las suyas, que es hoy el primer poeta lírico de nuestro país.
La música del señor don Ruperto Chapí, premiado en público certamen, es verdaderamente española, y demuestra la rica inspiración del joven autor, así como su profundo estudio.
Nosotros no somos peritos en materias musicales; pero hemos oído a los inteligentes y todos está conformes en que el Sr. Chapí será indudablemente uno de los más originales compositores. La ejecución no pasó de regular.
El público aplaudió mucho este cuadro español, cuyo asunto es una de las más gloriosas páginas de nuestra antigua historia. Consuela al contemplar los males presentes y el rebajamiento de los caracteres en España, recordar las grandezas pasadas y el patriotismo y la noble energía de aquel grande hombre que se llamó Hernán Cortés.
El Sr. Arnao ha escrito otros dramitas de índole semejante a la del aplaudido ahora por el público. Si la empresa de la Zarzuela los hiciera conocer al público, creemos que se daría un gran paso para la verdadera ópera española.”

El Cascabel, periódico ilustrado; 26-04-1874




PREGÓN DEL MERCADO MEDIEVAL 2011, por Joaquín Sánchez Huesca


PREGÓN MERCADO MEDIEVAL 2011

 Po: Joaquín Sánchez Huesca

Vecinos y vecinas del Rabal, villeneros de cualquier barrio de nuestra ciudad, gentes llegadas desde distintos lugares, sed bienvenidos a la décima edición del Mercado Medieval.

Como podemos observar, los vecinos del Rabal han adornado las calles con sus mejores galas, simulando a la perfección, el ambiente de una Villena medieval, dispuesta para rescatar de su memoria a históricos personajes como Pedro Pacheco y Fernando Mergelina, y de su nostalgia, a Doña Catalina Ruiz de Alarcón, famosa vecina del barrio del siglo XVI a quién todavía se sigue dedicando misas en nuestra querida Santa María.



Como todos sabemos, los mercados medievales, en sus inicios, fueron lugar de encuentro de comerciantes que daban a conocer sus productos llegados del campo, haciendo del mercado una puesta en común, nacimiento y desarrollo de antiguos oficios. A pesar de que Europa suele recordar la Edad Media como una época oscura, la Edad Media en España abarca numerosas épocas, en las que, a pesar de las vicisitudes, podemos lícitamente rememorar el mercado medieval español como síntesis de una identidad singular, confluencia e intercambio de milenarias culturas, las cuales embellecieron nuestra artesanía y arquitectura, ennoblecieron nuestras artes musicales y literarias; y dotaron a España de una herencia histórica reconocida mundialmente por su magia e interés.

En memoria de aquella época, el Rabal, se volverá a llenar de mercaderes, llegados desde muchos sitios, que vienen al barrio, con la ilusión de hacernos partícipes de sus elaboraciones artesanales y viandas típicas de distintas regiones.

Y todo ello, ambientado con la magia de hechiceros, faquires y fuego, sin olvidar los pasacalles de música medieval y bailarinas, juegos para niños y talleres de cestería, esparto y herrería.

Nuestra feria 2011 también os sugiere realizar una visita nocturna al castillo para escuchar "Mitos y Leyendas", cuyo acceso será el recorrido iluminado por antorchas a través de calles, callejones y subidas llenas de encanto, como la Santera, Santa Bárbara, la Rambla, la placeta Colache o la fuente del Garrofero...

Símbolo del poder y la belleza de este barrio, se destaca en sus dos monumentos religiosos, en los que se llevarán a cabo actividades singulares. En la parroquia de Santa María, antaño mezquita, se realizarán visitas guiadas a la torre, y el domingo, después del Ángelus, se oficiará una Misa en Latín, con el sacerdote de espaldas, tal y como era habitual hasta el año de 1966. Asimismo, la ermita de San José será testigo del primer enlace nupcial medieval que se va a festejar en el mercado, haciendo de Prími y Mª Ángeles protagonistas de excepción para un evento tan pintoresco.




Por todo ello, y con el deseo de que lo pasemos bien, se despide este pregonero nacido en el Rabal.

Y como el barrio es la gente que lo habita, a vosotros: vecinos y vecinas del Rabal, amigos y amigas que hoy nos acompañáis en tan importante jornada, quiero invitaros a seguir vendiendo ilusión y confianza en nuestro barrio y que sigáis apoyando a la Junta Directiva.

Me despido, invitándoos a una reflexión: SI UNO A UNO TODOS SOMOS MORTALES, JUNTOS SEREMOS ETERNOS.

Felices Fiestas Medievales

12 de Marzo del año de gracia de 2011 
Joaquín Sánchez Huesca


Crónica sobre Chapí de José Mª Soler, 1851-1872 complementada con datos de hemerotecas nacionales


Crónica que José Mª Soler escribió sobre Ruperto Chapí entre los años 1851 y 1872, complementada con datos de hemerotecas nacionales.

            "Ruperto Chapí nació en Villena el 27 de marzo de 1851, en el seno de una familia numerosa con clara afición musical e hijo de un barbero aficionado a la música. Las primeras nociones de solfeo las aprendió en su casa y muy joven empezó a tocar el flautín e imitando a su padre, se obstinó en hacer prácticas de composición.

En los archivos publicados por la Banda Municipal de Villena se indica que se tienen noticias concretas de la existencia de dos bandas de músicas en la ciudad, en el siglo XIX. Concretamente durante la infancia de Ruperto Chapí.
Eran conocidas como “La Música Vieja” y “la Música Nueva”. En esta última fue donde en 1858 ingresó como educando el niño Ruperto Chapí, que contaba siete años de edad.  

Indica Soler que se le puso de nombre Ruperto por ser el santo del día de su nacimiento. El padre, se llamaba José y era muy aficionado a la música y tocaba bastante bien la guitarra. Organizaba conciertos caseros en los que intervenían los dos hermanos mayores de Ruperto.

Primero tocó el flautín, después cornetín y acto seguido empezó a conocer cómo funcionaba la banda de música en su apartado instrumental. Empezó a estudiar las piezas musicales que llegaban a sus manos y esto le llevará a iniciarse en el arte de la composición, sin apenas conocimientos de armonía. Se guiaba por la intuición y por sus innatas cualidades para la música. En 1866 asumiría la dirección de la citada banda de música.

En la infancia de Chapí destacó muy especialmente su padre,  así como don Antonio Palao, maestro de capilla de la Iglesia Arcedianal de Santiago, con quien estudiaban sus hermanos. El hermano de don Antonio, Jerónimo era maestro de canto y solfeo. Con relación a la capilla musical de Santiago, hemos localizado partituras de varias composiciones escritas en Villena, en los años 1866. 67 y 68 por el presbítero beneficiado organista de Santiago de Villena, don Severino Domingo. No podemos demostrar, que dicho presbítero también fuera profesor de los hermanos Chapí, pero pudo serlo. Don Severino fue también organista de la iglesia principal de Gandía y de la catedral de Valencia.
Un muchacho de doce años, cornetín notable en Villena adquiría fama; rompía el cerco de los estrechos límites de su pueblo y pasaba, con ocasión de unas fiestas, a Bocairente (Valencia). Con el director de la banda, un joven de veinte años, Miralles, que había hecho su carrera a fuerza de fatigas, y en sus frecuentas viajes a Valencia había oído nada menos que óperas verdaderas, quedó amigo para siempre. Estoy seguro –escribe Chapí-que en aquel pueblo y en otros, a que luego extendí mis excursiones como virtuoso, todavía se acuerdan del Chiquet de Villena.

Chapí pasó en Villena los primeros diecisiete años de su vida. Fue un niño prodigio de extremada sensibilidad. Antes de leer, aprendió a solfear y a los cinco años obtuvo uno de sus primeros éxitos al entonar con absoluta seguridad, encaramado en una silla para llegar a la mesa, la lección que acababa de aprender de oírla a sus hermanos. A los seis años enfermó de melancolía por la muerte de su madre; a los siete ya tocaba el cornetín en la banda; a las nueve componía zarzuelas, y antes de los quince dirigía ya aquella banda con la que salió muchas veces por los pueblos de los alrededores, de donde vino el remoquete de “Chiquet de Villena”, como se le conocía en las poblaciones de habla valenciana.

Continúa Soler su crónica indicando que le gustaba a Chapí aislarse en los rincones de la huerta, en las arboledas de San Juan y las Fuentes, o en Salvatierra, donde encontraba sus fuentes de inspiración. Aquel deseo de inspirarse en la naturaleza le duró toda la vida. La zarzuela Curro Vargas la compuso en el Monasterio de Piedra, oyendo el rumor de las cascadas y en una finca de Monóvar denominada “Garrincho”, sentado bajo un pino escribía su última ópera Margarita la Tornera.


Cita Chapí, en sus apuntes, que en 1863 compuso una fantasía para banda que tituló Un día entre bosques; y en 1866 compuso una zarzuela con letra de Antonio Carrasco Ibáñez, que tituló La estrella del bosque; lamentablemente no fue estrenada y la partitura se perdió".

1867  TRASLADO A MADRID

Siguiendo las recomendaciones de profesores y amigos en 1867 se traslada a Madrid y se matricula en el Real Conservatorio de Música.

               A principios del verano de 1868 tuvo que regresar a Villena,  al enfermar gravemente su hermano Eduardo que  con el producto de su trabajo de barbero se estaba costeando en Madrid la carrera de Magisterio. El joven Ruperto lo acompañó a Villena en donde logró recuperarse. 

En 1868 compuso otra zarzuela: Doble engaño, también con letra de Antonio Carrasco; tampoco fue estrenada y también la partitura se perdió.

En Villena, Chapí fue víctima de una congestión cerebral y tuvo que hacer cama durante muchos días. Durante su convalecencia estudió armonía y compuso la zarzuela ya citada Doble engaño, que no fue estrenada al parecer por la oposición de algún envidioso músico de la banda.

Volvió de nuevo a Madrid y continuó sus estudios con relativa tranquilidad económica, gracias a la venta de unas fincas que la familia poseía en Villena y a unos modestos empleos que se agenció como cornetín.

En 1869 se incorporó a la orquesta de la compañía de los Bufos.

El jueves 17 de junio de 1869 tuvieron lugar en la Escuela nacional de música los concursos de armonía y composición, obteniendo el primer premio en armonía don Ruperto Chapí y el segundo don Robustiano Montalbán. Asistió un público numeroso y escogido. El señor Monasterio dirigió la orquesta y coros y las señoritas Cortés, Agudo, Reynel y Lázaro y los señores Dalmau, Guallart y Velázquez contribuyeron a amenizar el acto
.
El Museo Universal, 20-06-1869

El acto anterior estuvo presidido por el ministro de Fomento. A la entrada del presidente en el salón  los alumnos y alumnas en número de treinta a cuarenta cantaron al piano el himno a la patria compuesto para la inauguración del panteón Nacional, por el maestro y director de la escuela Sr. Arieta. Seguidamente el Sr. Mata, secretario de la escuela  procedió a la lectura de los nombres de los alumnos premiados, a la vez que el señor ministro entregaba a los agraciados las medallas y diplomas. El primer premio de armonía fue concedido a don Ruperto Chapí. Al finalizar las diversas interpretaciones, el señor ministro  pronunció un breve discurso, indicando que los ministros que se tienen por liberales deben amar las artes, porque sin éstas no hay libertad completa.

La Correspondencia de España, 27-06-1869

A primeros de marzo de 1870 pasó con plaza definitiva, a la orquesta del Teatro Price y en los exámenes de ése año, obtuvo la calificación de sobresaliente en Armonía, con premio extraordinario.

En mayo de 1871 regresó a Villena para presentarse en el ayuntamiento villenense para efectuar la alegación en el expediente relacionado con el servicio militar. No llegó a realizarlo, pues su visión no poseía la suficiente agudeza.

También en dicho año, con ayuda de Arrieta, su profesor de composición, puso música al libreto de Francisco Salas, Abel y Caín.

En 1872 ganó la plaza de músico mayor de artillería. Obtuvo también el primer premio de composición del Conservatorio. Contrajo matrimonio con Vicenta Selva y Álvarez-Ordoño, joven que anteriormente conoció en Villena y con la que se tropezó casualmente por las calles de Madrid. Además finalizó sus estudios en el Conservatorio.

En diciembre de dicho año tuvo que volver a Villena, debido a que su padre había sufrido un ataque. Aún pudo llegar a tiempo para dar la última despedida a su progenitor. 

Autobiografía de RUPERTO CHAPÍ, publicada en "El Eco de Cartagena", 05-03-1888

Primeras palabras del artículo:


No vamos a hacer una biografía extensa y detallada del eminente maestro Chapí, autor de la inspirada partitura de La Bruja. Vamos únicamente a dar a la estampa, notas biográficas de su carrera artística; y para ello queremos dejarle la palabra al laureado compositor, que con la modestia que le es propia, dice de sí mismo lo que sigue:



“Nací en Villena, provincia de Alicante, el 27 de marzo del 51. A los 8 años tocaba el flautín en la banda del pueblo y componía una polka para dicho instrumento. Sin una dirección seria y guiado sólo por instinto, arañé en toda clase de instrumentos de banda y orquesta; compuse walses, polkas,  pasos dobles, sinfonías, fantasías con títulos y apropósitos cursirrománticos y hasta una zarzuela que se titula La estrella del bosque,  con letra del hijo del boticario.

 Como allí no era muy difícil ser notabilidad, bien pronto fui el director de la banda y de la orquesta, y aunque nada de aquello era serio, me ofreció la ocasión de familiarizarme con el trato de la instrumentación y la dirección, y aunque de una manera embrionaria fue un aprendizaje que me fue después de gran utilidad. Así pasé hasta los 15 años. Un día  había caído en mis manos una biografía de Bellini, y desde entonces formé el propósito firme de lanzarme al mundo, propósito que guardaba en lo más oculto de mi pensamiento para no dar que reír a las gentes.

Mi familia era muy pobre, y yo no contaba con recursos para lanzarme; pero reuní treinta duros en dos o tres años de tocar con mi música en fiestas de moros y cristianos, y el día 11 de septiembre del 67 tomé el tren y me vine a Madrid sin más recomendación ni más capital que mis treinta duros y una fe y una decisión absoluta. Desde aquella fecha hasta el 72, en que gané por oposición la plaza de músico mayor de artillería, solo Dios y yo sabemos las angustias, las privaciones y las lágrimas que me costó el salir adelante; y no entregué la piel, porque me sostenía una fe ciega en el porvenir. A pesar de todo, en esos años hice mis estudios en el Conservatorio, obteniendo los primeros premios en armonía y composición. Entré en artillería, como he dicho antes, en mayo del 72 y en los dos años que allí estuve compuse, entre otras cosas (en septiembre del 73) la Fantasía morisca, que vino a ejecutarse en orquesta algunos años después.

En el 74 gané por oposición la plaza de pensionado de número de la Academia de Roma, que entonces se creó  y Tamberlick tuvo la bondad de hacer ejecutar en el teatro Real, tomando él principal parte en la ejecución, Las naves de Cortés, ópera en un acto,  uno de los trabajos de aquella oposición.

Para aquella fecha ya me había casado y tenía una hija y otra en camino; en estas condiciones y con 16.000 reales de sueldo, tomé el camino de Roma. No hay que decir que se renovaron los días tristes y las angustias y desesperaciones. Durante esta peregrinación compuse mi Polka de concierto, que se ejecutó tres o cuatro años después de hacerla; la ópera en un acto La hija de Jefté, varios motetes, otra ópera en un acto, inédita, titulada La muerte de Garcilaso, mi poema sinfónico inédito Escenas de capa y espada. Una sinfonía en Re y la ópera en tres actos Roger de Flor.

Volví a España en diciembre del 77, se puso en el Real Roger de Flor, se hizo tres noches, pues las óperas españolas no merecen más consideración y como el empresario de entonces no me cumplió lo prometido, para no morirme de hambre y ya entonces tenía cuatro hijos, tuve que solicitar la plaza de pensionado de mérito de la Academia de Roma, que se me concedió contra viento y marea, pues había gran oposición en el ministerio, sin duda como premio a haber sido el único pensionado que había obtenido todos los premios reglamentarios por su trabajo.

Marché a Paris, pero viendo la imposibilidad de continuar pensionado con los escasos recursos con que contaba para el sostenimiento de una familia ya numerosa, presenté el oratorio Los ángeles, renuncié a la plaza y volví a España dispuesto a trabajar para la zarzuela, en espera de mejores días, y con la esperanza, que aún me sostiene de una ocasión propicia al cumplimiento y realización del sueño dorado de unos pocos, muy pocos músicos españoles.

En esta nueva etapa no escasean los motivos de desfallecimiento y desilusión, pero siquiera sostengo mis obligaciones, más o menos penosa, pero honradamente. Mis obras de esta época son Las dos huérfanas, en tres actos; Música clásica; La calle de Carretas, en tres actos; La serenata, ópera en un acto; La tempestad, tres actos; El milagro de la Virgen, tres actos; La flor de lis, en un acto; y una porción de cosillas que con más o menos éxito, andan por esos mundos contribuyendo a hacerme posible el estudio tranquilo e incesante, con la mira en el porvenir, que es mi principal alimento, y soy feliz mientras la fe en ese porvenir no me abandone".