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Crónica sobre Chapí de José Mª Soler, 1851-1872 complementada con datos de hemerotecas nacionales


Crónica que José Mª Soler escribió sobre Ruperto Chapí entre los años 1851 y 1872, complementada con datos de hemerotecas nacionales.

            "Ruperto Chapí nació en Villena el 27 de marzo de 1851, en el seno de una familia numerosa con clara afición musical e hijo de un barbero aficionado a la música. Las primeras nociones de solfeo las aprendió en su casa y muy joven empezó a tocar el flautín e imitando a su padre, se obstinó en hacer prácticas de composición.

En los archivos publicados por la Banda Municipal de Villena se indica que se tienen noticias concretas de la existencia de dos bandas de músicas en la ciudad, en el siglo XIX. Concretamente durante la infancia de Ruperto Chapí.
Eran conocidas como “La Música Vieja” y “la Música Nueva”. En esta última fue donde en 1858 ingresó como educando el niño Ruperto Chapí, que contaba siete años de edad.  

Indica Soler que se le puso de nombre Ruperto por ser el santo del día de su nacimiento. El padre, se llamaba José y era muy aficionado a la música y tocaba bastante bien la guitarra. Organizaba conciertos caseros en los que intervenían los dos hermanos mayores de Ruperto.

Primero tocó el flautín, después cornetín y acto seguido empezó a conocer cómo funcionaba la banda de música en su apartado instrumental. Empezó a estudiar las piezas musicales que llegaban a sus manos y esto le llevará a iniciarse en el arte de la composición, sin apenas conocimientos de armonía. Se guiaba por la intuición y por sus innatas cualidades para la música. En 1866 asumiría la dirección de la citada banda de música.

En la infancia de Chapí destacó muy especialmente su padre,  así como don Antonio Palao, maestro de capilla de la Iglesia Arcedianal de Santiago, con quien estudiaban sus hermanos. El hermano de don Antonio, Jerónimo era maestro de canto y solfeo. Con relación a la capilla musical de Santiago, hemos localizado partituras de varias composiciones escritas en Villena, en los años 1866. 67 y 68 por el presbítero beneficiado organista de Santiago de Villena, don Severino Domingo. No podemos demostrar, que dicho presbítero también fuera profesor de los hermanos Chapí, pero pudo serlo. Don Severino fue también organista de la iglesia principal de Gandía y de la catedral de Valencia.
Un muchacho de doce años, cornetín notable en Villena adquiría fama; rompía el cerco de los estrechos límites de su pueblo y pasaba, con ocasión de unas fiestas, a Bocairente (Valencia). Con el director de la banda, un joven de veinte años, Miralles, que había hecho su carrera a fuerza de fatigas, y en sus frecuentas viajes a Valencia había oído nada menos que óperas verdaderas, quedó amigo para siempre. Estoy seguro –escribe Chapí-que en aquel pueblo y en otros, a que luego extendí mis excursiones como virtuoso, todavía se acuerdan del Chiquet de Villena.

Chapí pasó en Villena los primeros diecisiete años de su vida. Fue un niño prodigio de extremada sensibilidad. Antes de leer, aprendió a solfear y a los cinco años obtuvo uno de sus primeros éxitos al entonar con absoluta seguridad, encaramado en una silla para llegar a la mesa, la lección que acababa de aprender de oírla a sus hermanos. A los seis años enfermó de melancolía por la muerte de su madre; a los siete ya tocaba el cornetín en la banda; a las nueve componía zarzuelas, y antes de los quince dirigía ya aquella banda con la que salió muchas veces por los pueblos de los alrededores, de donde vino el remoquete de “Chiquet de Villena”, como se le conocía en las poblaciones de habla valenciana.

Continúa Soler su crónica indicando que le gustaba a Chapí aislarse en los rincones de la huerta, en las arboledas de San Juan y las Fuentes, o en Salvatierra, donde encontraba sus fuentes de inspiración. Aquel deseo de inspirarse en la naturaleza le duró toda la vida. La zarzuela Curro Vargas la compuso en el Monasterio de Piedra, oyendo el rumor de las cascadas y en una finca de Monóvar denominada “Garrincho”, sentado bajo un pino escribía su última ópera Margarita la Tornera.


Cita Chapí, en sus apuntes, que en 1863 compuso una fantasía para banda que tituló Un día entre bosques; y en 1866 compuso una zarzuela con letra de Antonio Carrasco Ibáñez, que tituló La estrella del bosque; lamentablemente no fue estrenada y la partitura se perdió".

1867  TRASLADO A MADRID

Siguiendo las recomendaciones de profesores y amigos en 1867 se traslada a Madrid y se matricula en el Real Conservatorio de Música.

               A principios del verano de 1868 tuvo que regresar a Villena,  al enfermar gravemente su hermano Eduardo que  con el producto de su trabajo de barbero se estaba costeando en Madrid la carrera de Magisterio. El joven Ruperto lo acompañó a Villena en donde logró recuperarse. 

En 1868 compuso otra zarzuela: Doble engaño, también con letra de Antonio Carrasco; tampoco fue estrenada y también la partitura se perdió.

En Villena, Chapí fue víctima de una congestión cerebral y tuvo que hacer cama durante muchos días. Durante su convalecencia estudió armonía y compuso la zarzuela ya citada Doble engaño, que no fue estrenada al parecer por la oposición de algún envidioso músico de la banda.

Volvió de nuevo a Madrid y continuó sus estudios con relativa tranquilidad económica, gracias a la venta de unas fincas que la familia poseía en Villena y a unos modestos empleos que se agenció como cornetín.

En 1869 se incorporó a la orquesta de la compañía de los Bufos.

El jueves 17 de junio de 1869 tuvieron lugar en la Escuela nacional de música los concursos de armonía y composición, obteniendo el primer premio en armonía don Ruperto Chapí y el segundo don Robustiano Montalbán. Asistió un público numeroso y escogido. El señor Monasterio dirigió la orquesta y coros y las señoritas Cortés, Agudo, Reynel y Lázaro y los señores Dalmau, Guallart y Velázquez contribuyeron a amenizar el acto
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El Museo Universal, 20-06-1869

El acto anterior estuvo presidido por el ministro de Fomento. A la entrada del presidente en el salón  los alumnos y alumnas en número de treinta a cuarenta cantaron al piano el himno a la patria compuesto para la inauguración del panteón Nacional, por el maestro y director de la escuela Sr. Arieta. Seguidamente el Sr. Mata, secretario de la escuela  procedió a la lectura de los nombres de los alumnos premiados, a la vez que el señor ministro entregaba a los agraciados las medallas y diplomas. El primer premio de armonía fue concedido a don Ruperto Chapí. Al finalizar las diversas interpretaciones, el señor ministro  pronunció un breve discurso, indicando que los ministros que se tienen por liberales deben amar las artes, porque sin éstas no hay libertad completa.

La Correspondencia de España, 27-06-1869

A primeros de marzo de 1870 pasó con plaza definitiva, a la orquesta del Teatro Price y en los exámenes de ése año, obtuvo la calificación de sobresaliente en Armonía, con premio extraordinario.

En mayo de 1871 regresó a Villena para presentarse en el ayuntamiento villenense para efectuar la alegación en el expediente relacionado con el servicio militar. No llegó a realizarlo, pues su visión no poseía la suficiente agudeza.

También en dicho año, con ayuda de Arrieta, su profesor de composición, puso música al libreto de Francisco Salas, Abel y Caín.

En 1872 ganó la plaza de músico mayor de artillería. Obtuvo también el primer premio de composición del Conservatorio. Contrajo matrimonio con Vicenta Selva y Álvarez-Ordoño, joven que anteriormente conoció en Villena y con la que se tropezó casualmente por las calles de Madrid. Además finalizó sus estudios en el Conservatorio.

En diciembre de dicho año tuvo que volver a Villena, debido a que su padre había sufrido un ataque. Aún pudo llegar a tiempo para dar la última despedida a su progenitor. 

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