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COSTUMBRES EN VILLENA - LAS FIESTAS DE SANTA ANA

   “Las fiestas de Santa Ana en Villena y las carreras del pollo” El Bordoño,  22-07-1906

 

 

Reunidas las gentes en torno de la ermita de Santa Lucia esperan, en medio del mayor regocijo, la llegada de la banda de Música que habrá de amenizar el espectáculo. Por fin llega esta, precedida de una bandera roja y varias ristras de conejos y pollos que  penden de las canas conducidas por alegres mozalbetes y que han de servir de premios a los más expertos andarines.

El rumor producido por la abigarrada multitud cesa de pronto al escucharse los disparos reglamentarios que sirven de aviso a los valientes corredores. Por en medio de la cinta blanquísima que forma la carretera, se divisan varios puntos blanquecinos que con creciente velocidad se aproximan a la suspirada meta, azuzados con febril entusiasmo por las filas de espectadores que abren camino a los luchadores, que pasan casi desnudos con asombrosa velocidad. La multitud prorrumpe en gritos y exclamaciones en el momento en que el primero de aquellos se abalanza con ímpetu sobre la muralla de carne humana que limita la carrera, para tocar el asta de la bandera como  evidente señal de que el premio es suyo y la lucha ha terminado. Los vencedores pasean victoriosos el premio obtenido marchando jadeantes, sudorosos y satisfechos al ver que su persona es objeto de las ardientes miradas que bellas zagalas les dirigen.

Con la misma  ceremonia se celebran otras muchas, dando término a la fiesta la notable carrera llamada de la Peña, que tiene lugar en la falda del monte de San  Cristóbal, desde su base hasta un pequeño antro que existe en su ladera. Por la empinada sierra ascienden varios hombres con agilidad de felinos, arañando sus carnes y expuestos temerariamente a que sus ligeros cuerpos resbalen hasta el precipicio que a sus pies se abre. Llega el primero a la cueva donde se encuentra la bandera y un grito coreado de satisfacción repercute en la sierra y acaba de una vez con el solemne silencio que en el público produce la ansiedad originada por tan peligrosa ascensión.

En esto consiste, simplemente, el tradicional festejo que de inmemorial se celebra en Villena el día de Santa Ana.

No obstante su antigüedad es remotísima, pues ya en Grecia se celebraban espectáculos parecidos, puede decirse que su comienzo en este pueblo tuvo lugar en época cercana. Su origen se remonta a la fundación en Villena de la ermita de Santa Ana o a la del  convento que de la misma hicieron los religiosos franciscanos de la reforma de San Pedro Alcántara. Dicha ermita, que hoy no existe, estaba situada sobre el solar que en la actualidad ocupa la última era que hay a la izquierda de la carretera de Alcoy a Yecla, debiéndose su fundación al deán de Cartagena don  Martin de Selva, hijo preclaro de esta Ciudad, en la segunda mitad del siglo XV.

Abandonado el convento por insalubre, se trasladaron los monjes al que ellos construyeron en el solar del que es hoy Teatro Chapí y sus alrededores. El monasterio desapareció con el tiempo, pero no ocurrió lo mismo con las fiestas que, por iniciativa de los frailes, se celebraban el día de su patrona en el antiguo camino de Biar, las cuales, perdiendo poco a poco su carácter religioso, han quedado reducidas a estas carreras que no conservan de dicho carácter más que la fecha de su celebración.

La fiesta continuó verificándose mucho tiempo gracias a los esfuerzos de dos villenenses, los hermanos Milán, cuyas familias recolectaban lo necesario para su coste, hasta que muertos estos y escaseando la fe y los recursos, ha tenido que intervenir el Ayuntamiento de la localidad sufragando los gastos de la música.

Esto es cuanto podemos indicar acerca de las clásicas y alegres carreras del pollo.


J. Sandoval

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