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Datos sobre Villena en la "Guía Levante", editada en 1923

 Guía Levante, 1923

 

 

          Dicha guía es la nº III titulada Levante (provincias valencianas y murcianas) de las Guías Regionales Calpe, realizadas por Elías Tormo y Monzó y editada en Madrid en 1923.

          En sus páginas encontramos varios apartados relacionados con Villena, los cuales vamos a ir desarrollando seguidamente. Iniciamos el relato con tres rutas de tren relacionadas con Villena y su entorno.

          Comenzamos con la ruta 34 que iba de La Encina (y de Madrid, Alcázar y Chinchilla) a Alicante. En su descripción señala el kilómetro 377 (a contar desde Madrid) en La Encina, que es donde se encuentra el empalme de las vías de Valencia y Alicante.

           En el Km. 384 y a dos kilómetros de La Encina, figura Caudete.

           De Caudete, la vía, casi recta, entra de nuevo en el término de Villena, dejando a la izquierda las estribaciones de la sierra del Morrón y pronto al lado de la carretera general que seguirá al lado hasta Elda y Novelda.

            En el Km. 397 Villena, con una altitud de 504 metros sobre el nivel del mar. La estación del ferrocarril de Villena es de empalme con las vías del “Chicharra”, que van a Yecla (ruta 47) y Jumilla y llega a Cieza en dirección Oeste, y a Agres y Muro (ruta 35, empalmes ambos) en dirección Este.

            Tras esta introducción referida a las comunicaciones a través del ferrocarril, continuamos con una serie de datos sobre Villena, servicios, historia, monumentos y la importancia de sus aguas, datos que hemos considerado de interés por la fecha en que se edita esta guía y que coincide con el año de la Coronación de la patrona de Villena.

 

Servicios

 

Como hoteles, fondas: Hostal Continental y Hotel El Alcoyano, ambos en el paseo, a pocos pasos de la estación.

Respecto a Correos, telégrafos y teléfono: Correo (giro postal y caja de ahorros) en la calle de Joaquín Mª López. Telégrafo (servicio limitado) y Teléfono urbano (en combinación con pueblos limítrofes).

Cafés, Cervecerías, Horchaterías: Horchatería de la Feria, Horchatería de Perico el Cafetero. Bar Villenense, Bar la Oliveta. Café de la Feria y los de Centros y Sociedades.

Banqueros: José Hernández y Andrés Menor.

Teatros: Salón Artístico y Teatro Chapí (en construcción), de grandes dimensiones y fachada monumental.

Ferias y Fiestas: Fiestas de la patrona (del 5 al 9 de septiembre), con Moros y Cristianos.

Industria: Situada Villena entre cerros y colinas áridas, la principal producción es el vino (exportación principalmente a Francia), fábricas de calzado, de alpargatas, de ebanistería.

En la huerta y vega, grande la aridez del estío.

Alrededores excursiones: La población está situada en el centro de una comarca llana, sobre el rio Vinalopó, que reúne aguas procedentes de la rambla del mismo nombre (falda meridional de la sierra Mariola) y las de los términos de Bocairente, Bañeres, Benejama, Biar, así como las de Venta de La Encina, Caudete y Villena. Muchas aguas alumbradas riegan la huerta de Villena.

Excursiones próximas al santuario de Ntra. Sra. de las Virtudes y a la colonia de Santa Eulalia (fábrica de harinas y alcoholes).

          Villena es, desde antiguo, cabeza de partido, rica y señorial, de 12.600 habitantes (15.700 con el término), en terreno fértil, abundante en aguas subterráneas.

           Al salir de la estación del ferrocarril M.Z.A. se tiene a la derecha el bello Parque de Chapí (Ruperto Chapí 1851-1909, el músico que era hijo de Villena), y al fin y por la avenida de Chapí y el arco de la derecha se llega a la plaza de don Joaquín María López (el orador parlamentario, también villenense); en lo alto, la amplia calle de San Sebastián (a la izquierda) es la carretera de Madrid, y la estrecha calle de Ramón y Cajal, a la derecha lleva a la plaza de Santiago, con la iglesia arciprestal y la casa del Ayuntamiento.

            El ayuntamiento fue casa conventual del templo, reconstruida (1707) por el arquitecto Cosme Carreras, pero conservándose partes decoradas (dos ventanas), obra renaciente de Jacobo Florentín.

Historia

 

            Poblada en la antigüedad, fue conquistada por don Jaime I el Conquistador que, por el Tratado de Alzmirra en 1244 la cedió a Castilla. En servicio de ésta la reconquistó de nuevo cuando el reino moro de Murcia, del que formaba parte, se sublevó contra Alfonso X el Sabio. Fue desde antes cabeza de un gran estado feudal dado al infante don Manuel y que incorporó a la corona la nieta, reina de Castilla, doña Juan Manuel. Su marido, Enrique II, la dio (1366) a los aragoneses, de la rama de Gandía, que fueron marqueses de Villena, con el más antiguo título de marquesado (de dicha fecha) que se diera en Castilla. El último vástago, don Enrique de Villena o de Aragón, político inhábil, pero escritor famoso, se llamó, pero no logró ser, marqués de Villena, habiéndose dado el Estado (que integraba media provincia de Albacete y muchas más fortalezas y poblaciones) al favorito Pacheco (en 1445), maestre de Santiago, en cuya descendencia, durante muchos siglos se perpetuó el Señorío, perdiendo feudos principales. Aun los cinco primeros directores de la Real Academia Española, en el siglo XVIII, fueron Pachecos. Que (con ser duques de Escalona, etc.) se apellidaban, por ser más antiguo título, siempre nombrándose “marqueses de Villena”; el primero de los cinco había sido el fundador de la Academia. La v., no obstante, logró la autonomía municipal realenga de los Reyes Católicos, y siguió secularmente en el reino de Murcia, pues sólo con el régimen liberal, y en 1836 se la incorporó a la provincia de Alicante. Sigue siendo de la diócesis de Cartagena y habló siempre castellano, todo como Sax, que con ella integra la Murcia alicantina.

 

Monumentos: templos de Santiago y Santa María y el castillo.

 

            El templo de Santiago es una de las más interesantes construcciones góticas de Levante, de robustísima edificación, con cablea estriados por tema predominante. Se edificó por la gran protección del villenense don Sancho García de Medina, bienquisto en la Roma del Renacimiento. Las portadas del exterior tienen menos importancia que la torre y, sobre todo, que el interior en el que dos retablos preciosos de talla, que se dirán, se han atribuido al insigne Jacobo. Florentín, que solo se sabe murió en Villena en 1526. Es sólo suya una pila bautismal con relieves. La capilla mayor está cerrada  por magnífica verja de 1543, que se dice labrada en Roma (?). El titular, a caballo, con tres moros a los pies, es obra de Tomás Llorens, en retablo barroco con otras esculturas estofadas que serán del mismo. La capilla de Comunión, 4ª izq. Moderna, es obra del pintor Carlos Giner, y suyo el Sagrado Corazón de Jesús pintado en ella. 6ª capilla izqda.: Retablo muy bello por 1540 (¿) o antes, de la Virgen de la Expectación, El Bautista y cuatro Apóstoles y Anunciación de muy bella policromía, y atribuido sin razón a Jacobo. Florentín y habrá de Ser Jerónimo. Quijano. Sacristía: tallas del siglo XVI y una copia del Nazareno de Piombo. A derecha, tabla gótica de la Misa de San Gregorio y Juicio Final. En las piezas de orfebrería hay cosas notables: cálices gótico y renaciente; portapaz plateresco con heráldica esmaltada y punzón de Salamanca, y una bandeja y una caldereta del S. XVI, y ambas con punzones de un Guevara de Murcia. Capilla central de la girola: retablo plateresco de San Miguel, con escenas de su leyenda y estatuitas de bello abocetado y policromía deficiente. 7ª capilla dcha., a la izquierda imagen del Beato Andrés Ibernón[1], de arte de Roque López. 6ª capilla dcha., a dcha.: retablo de talla no policromada de la segunda mitad del S. XVI de escultor desconocido (nunca de Jacobo Florentín ni de Quijano), de los Santos Arcángeles. Al exterior al NE. del templo está la sala capitular, con muy bella ventana del Renacimiento, obra típica de Jerónimo Quijano.

          Siguiendo de la plaza de Santiago, por la calle Mayor (continuación de la de Ramón y Cajal, a la parte opuesta) se llega primero a la plaza de la Constitución (drcha.) y después a la de Santa María.

           La parroquia de Santa María es una edificación del siglo XVI, aunque con nervadura todavía gótica; portada barroca y torre similar a la de Santiago. Retablo mayor del S. XVII (primera mitad) con esculturas interesantes y pinturas, de las que la Anunciación recuerda una juvenil de Rubens. A los pies, derecha, admirable tabla de la Misa de San Gregorio y Juicio Final, por 1450, empotrada en la grande que completa el tema de los Novísimos.

 

           En la casa de la plaza de Canalejas, habitada por las Hermanitas de los Pobres, detalles curiosos del comienzo del Renacimiento.

           En las Monjas Trinitarias, de Roque López, otra Virgen.

           Aunque moderno el mejor caserío, hay todavía algunas casas nobiliarias de interés del S. XVIII. La que fue Almudín tiene dintel labrado, atribuido al tiempo de la viudez  de Fernando el Católico (¿), más bien de 1520, del maestro anónimo de la portada de Biar (¿).

          

             Desde las calles que desde Santiago a Santa María vienen a parar a las recorridas se puede comenzar la subida interesante al Castillo que no era el único, ni acaso el principal de Villena, pues más alto y más al Este en los mismos cerros de San Cristóbal, estaba el castillo de Salvatierra. El subsistente, con su torre del homenaje y su doble recinto, es en lo alto y revestimientos del S. XV, cosa de los Pachecos, grandes constructores de castillos. Pero la parte baja y media de la gran torre tiene dos bóvedas muy curiosas, del tipo de las hispano-árabes y es árabe todavía como el recinto. Desde arriba, bellas vistas.

 

           La vuelta a la estación del ferrocarril desde Santa María puede hacerse por la plaza de la Constitución, con la inmediata del “Mercado” o de “Castelar”, que tiene la fuente de los Burros o de las Borbollitas, y que perdió la famosa torre del “Orejón” (un jaquemart de reloj) y por la Corredera arbolada, a la que está próxima la plaza de Canalejas, antes del Rollo.

           La vía, al salir de Villena, va casi recta, cruza el rio Vinalopó, canalizado, se acerca (a la izq.) a la Sierra de Peñarrubia. A la derecha, Picachos de Cabrera y Sierra de Carboneras y se dirige al Km. 403 donde se encuentra la Colonia de Santa Eulalia y el Km. 407 la localidad de Sax.

           En la llanura de Villena y Sax se alumbran muchas aguas freáticas y artesianas, por medio de pozos abisinios y artesianos y aprovechándolas, y otras, se han construido recientemente conducciones paralelamente a la vía y carretera real, que llegan a Alicante y su huerta. De Villena y de su partida de Zaricejo, baja el gran canal de Zaricejo, cubierto, sin terraplenes, contorneando colinas con acueductos metálicos y de cemento armado (1908…) para aumentar algo la escasa dotación de la huerta de Alicante (55 Km.).

 



[1] El Beato franciscano  Andrés Ibernón (Murcia 1534-Gandía 1602) se pasó a la provincia de San Pedro de Alcántara y estuvo en varios conventos hasta llegar a Gandía.

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