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La BIBLIOTECA DE ALEJANDRÍA | La HISTORIA REAL de su MISTERIOSA DESTRUCCIÓN


La gran biblioteca de Alejandría fue el más importante centro de conocimiento del mundo antiguo. ¿Quién la destruyó y por qué? En este vídeo documental en español os contamos la historia real de la biblioteca de Alejandría, desde su creación hasta su destrucción. #historia #biblioteca #documental Como todos sabemos, cuando murió Alejandro Magno, en el 323 a. C., algunos de sus generales se repartieron su enorme imperio. Uno de ellos, Ptolomeo, quien gobernaba Egipto, se proclamó faraón e inicio así la dinastía ptolemaica, que durante tres siglos reinó en aquel territorio. Ptolomeo I compartía la visión de Alejandro Magno de que la cultura helenística era admirable y que, para asentar su propio poder en los territorios conquistados, le convenía propagar dicha cultura. Al mismo tiempo, tanto Alejandro como Ptolomeo sabían que comprender la cultura y la lengua de los pueblos sometidos era crucial para lograr su integración en una estructura sociopolítica de mayor entidad. Por ello, en las principales ciudades del imperio de Alejandro Magno se habían construido bibliotecas reales, y Ptolomeo I, quien convirtió Alejandría en la capital de su reino, decidió impulsar la creación de la biblioteca más importante del mundo: la Gran Biblioteca de Alejandría. Ahora bien, aunque se cree que la idea fue de Ptolomeo I, la mayoría de historiadores opinan que fue durante el reinado de su hijo, Ptolomeo II, cuando se construyó físicamente. A diferencia de su padre, Ptolomeo II no era hábil en la guerra, pero amaba la ciencia y el arte, y coleccionaba manuscritos, pinturas y animales. Si la biblioteca fue construida durante su reinado, eso significaría que se fundó entre los años 285 y 246 a. C. ¿Y qué aspecto tenía? Nadie lo sabe. Pese a que las fuentes históricas indican que estaba situada en el barrio real o Basileia –también llamado Bruchion – se desconoce cuál era su emplazamiento exacto dentro de la zona palaciega. Por ello, los arqueólogos aún no han hallado ningún vestigio de la biblioteca. Gracias a los cronistas de la época sabemos que la Gran Biblioteca tenía numerosas salas llenas de estantes donde se almacenaban los volúmenes y diversas estancias donde trabajaban los copistas, de cuya importante labor hablaremos más adelante. Al parecer, en la Gran Biblioteca también había jardines, atrios, un gran comedor común, salas de lectura, salas de reuniones y varias fuentes, con espacios al aire libre y columnatas por las que pasear.
    Asimismo, sabemos que estaba construida de manera contigua a otra importante institución real: el Templo de las Musas o Museion donde vivían y estudiaban los sabios, entre 30 y 50, procedentes de todas partes y especialistas en ramas muy diversas del conocimiento: desde poetas a investigadores científicos, pasando por filósofos. Aquellos sabios recibían un salario muy alto, y no tenían que pagar por su alojamiento ni por su comida. Tampoco pagaban impuestos. De ese modo, solo tenían una preocupación en su mente: investigar y ampliar sus conocimientos. Estas dos instituciones –la Gran Biblioteca y el Museion– eran independientes entre sí, con administraciones separadas, pero se complementaban mutuamente a fin de lograr su propósito: convertirse en un poderoso motor para el avance del conocimiento humano.

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