Recuerdos y momentos de APADIS, con textos de Caty Estevan
Apuntes sobre la historia de Caudete
Los textos que figuran a continuación pertenecen a los tres libros citados.
- Historia de Caudete y su Virgen de Gracia, por Jesús Sánchez Díaz, 1956
- Caudete, pérdida de sus fueros del reino de Valencia, escrito por Andrés Bañón Martínez, 1996
- Historia verdadera de María Santísima de Gracia, escrito por el presbítero caudetano Francisco Díaz Alcover, 1922.
Historia de Caudete y su Virgen de Gracia, por Jesús Sánchez Díaz, 1956
Caudete fue
preco-romano y perteneció al reino de los Tartessos. Lo indica Gaspar Escolano
en el libro IX, página 1.285 de su historia. Hallazgo en 1608 de una cavidad
con armas y algunas joyas de oro.
En un plano
que está en la página 11 figuran las
ramblas Honda, San Antón y el Angosto. Las tres desembocan en el término de
Villena.
En la página
23 figura un plano con el recorrido del rio Vinalopó desde la Sierra Oliva.
En la
dominación visigoda los alanos se asentaron en la cartaginense, a donde
pertenecía el territorio de Capdetum (año 409). Luego vinieron los vándalos y
después los suevos.
Por el año
414 los visigodos vencieron a los suevos del sureste y Capdetum pasó a formar
parte del reino visigodo hasta el año 779 con dos etapas, la arriana hasta
Leovigildo y la católica hasta la invasión árabe.
En Caudete
hubo un convento benedictino (años 521), contrastado por dos autores.
En la
dominación musulmana, entre los años 713 y 1240 tomó el nombre de Capdete.
En 714 se
escondieron bajo tierra las imágenes de la Virgen de Gracia y San Blas y no
volverían a aparecer hasta 1414. Se ocultó en el monasterio benedictino.
Entre 1240 y
1305 tuvieron lugar los acontecimientos más trascendentales en la historia de
la villa, la cual era fronteriza entre los reinos de Valencia y Murcia, así
como entre las coronas de Aragón y Castilla. A partir de 1305 Caudete fue
teniendo un indiscutible sello aragonés.
En 1240 el
castillo de los Capdetes, ocupado por musulmanes, cedió ante el empuje
aragonés, dirigido por el comendador de Alcañiz y sus almogávares.
Caudete fue
una joya preciada de la corona de Aragón y esto duró más de 450 años.
CAUDETANOS=
NOBLEZA BATURRA Y FIRMEZA CATALANA
En la página
53 nos encontramos con el texto del Tratado de Alzmirra, firmado el 26 de marzo
de 1244, por el que Villena, Sax, Bugarra y Capdetes pasaron a formar parte del
reino de Murcia hasta el 8 de agosto de 1304
y después volvió a Aragón.
En la página
56 se indica que Villena se dio en dote a la infanta doña Constanza, hija de
don Jaime, cuando se casó con don Juan Manuel.
La propiedad
de la villa de Villena, su término y
señoríos pertenecían de antiguo al infante de Castilla, sin bien la
jurisdicción quedó reservada al reino de Aragón.
Como el
infante no era vasallo de don Jaime, sino de Castilla, sus herederos recibieron
la propiedad y la jurisdicción como legado del infante y de la infanta, y así
pasó Villena a Castilla, por costumbre o por negligencia y no por derecho.
Curioso es
que Caudete siguiera siendo de Aragón y no pudiera con él la avaricia de
Pacheco. Ahora bien, Caudete no pudo evitar el que se les quitara los
Alhorines, dejándola reducida a una isla de la Corona de Aragón.
Es significativo
destacar que Caudete fue una de las 29 villas del reino de Valencia.
Caudete
compró Bogarra (fundada 300 a.C.) y su término a Villena en 1355 y desde
entonces la jurisdicción caudetana lindó con Biar y Onteniente, además de
hacerlo con Fuente la Higuera, las tres del reino de Valencia.
En 1427 el
rey Alfonso V el Magnánimo concedió a Caudete el privilegio llamado DEMANIO,
por el que unió a la villa a la corona de Aragón.
Desde su
conquista, Caudete perteneció al obispado de Cartagena, pero cuando se eligió
sede episcopal en Orihuela (1565), pasó a depender de ella.
La ermita de Santa
Bárbara se erigió a 1.150 metros de altitud, para que sirviera de pararrayos y
deshiciese las cumbres malignas.
Para pasar de
Almansa a Villena y viceversa, había que pagar un importante peaje, de aquí
que, en tiempos de Juan Pacheco, los Alhorines se ocuparon por la fuerza. Este
hecho fue denunciado por Caudete a los tribunales de justicia en 1482, dando
comienzo un pleito, de un Gibraltar caudetano de 50 a 60 Km cuadrados.
Escolano
habla en 1696 de una casa pendiente, que dura más de 210 años, entre Capdet,
villa de Valencia y la ciudad de Villena, del reino de Castilla. Se recuerdan
los documentos que a su favor presentó Caudete en 1482.
En 1622 se
ratificó la propiedad de los Alhorines a Villena y con motivo de la guerra de
Sucesión se echó tierra al asunto de los Alhorines.
En la página
97 se cita una propuesta interesante: dividir el terreno en dos partes, una
para Caudete, a través del margen izquierdo de la carretera que va a Fuente la
Higuera y el resto para Villena.
En las
páginas 101 y 102 figura como perdió Caudete su independencia municipal por las
denuncias que presentó Villena, a raíz de la guerra de Sucesión. Se redujo de
villa a aldea y el 11-8-1707 pasó a depender de la jurisdicción de Villena.
Dicho cautiverio duró 30 años. El 26-9-1737 se le reintegró los honores de
villa, separándola de la jurisdicción de Villena.
Su época
murciana estuvo entre 1738 y 1833, año en que pasó a depender de Albacete.
El archivo
quedó destruido en el siglo XVIII, faltando documentos relativos a privilegios
y títulos concedidos por los soberanos aragoneses y los de la casa de Austria,
por lo que empezaron a solicitar copias de los mismos.
Cuando mandó
Villena sobre Caudete, les mandó que fomentaran la devoción por Abdón y Senén.
Caudete no quiso.
Las obras del
santuario de la virgen de Gracia se iniciaron en septiembre de 1741, contando
con la ayuda altruista en 1755 del sacerdote Cristóbal Antonio Marín. La citada
casa se consagró en septiembre de 1758.
Caudete
siempre se sintió más valenciana que murciana. Seguía usando las medidas
valencianas, así como sus costumbres.
(Valencia):
barchilla, cántaro, medio cántaro, quartillo.
(Murcia):
arroba, fanega, celemín, quarta, vara, libra de 10 y 6 onzas.
Según el R.D.
de 30-11-1833, España quedó dividida en 49 provincias y Caudete pasó a
Albacete. Lo normal hubiera sido que pasara a Alicante.
En la página
132 se mencionan las guerras carlistas y
citamos los tres periodos:
De
1833 a 1839 : abrazo de Vergara
De
1847 a 1849
De
1872 a 1876
Todo comenzó
porque el infante Carlos, tío de Isabel II se negó a reconocerla como reina.
Los carlistas
defendían la idea del monarca absolutista y los privilegios de la iglesia. Eran
amantes de la tradición, mientras que los isabelinos o liberales pensaban que
España debía modernizarse.
Caudete,
pueblo de muchos sacerdotes, fue el pueblo más carlista de la provincia de
Albacete.
Sobre la
desamortización de Mendizábal en 1835, indicar que los Frailes Capuchinos
(Convento de la Concepción) y los Carmelitas (San José) fueron despedidos.
Antonio
Belmar, de Alpera, compró los capuchinos y regaló a Caudete la fuente de la
plaza del Carmen.
La mayoría de
edad de la reina Isabel II se produjo en 1843. En 1868 se encontraría sola y
sin prestigio. Los partidos se multiplicaron y los bandos progresista y
moderado se dividieron en pequeños grupos.
En la página
141 se indica la necesidad de que Caudete debía pasar al parido judicial de
Villena y así se trató el 15-12-1861 en una reunión en la que participaron
todas las fuerzas vivas de la población. Se nombró una comisión encargada de
planificar y solicitar al gobierno de S.M. el traslado a Alicante.
De la
Revolución a la Restauración (1868-1874).
La revolución
de 1868 aumentó el desconcierto. Nadia sabía qué hacer. Primero se ensayó un
gobierno provisional, después se instauró la monarquía de Amadeo I, tras ella
la República y finalmente se volvió al camino tradicional, restaurando en el
trono a los Borbones en la persona de Alfonso XII, hijo de Isabel II, quién fue
proclamado por el general Martínez Campos el 29-12-1874 y reinó hasta 1885.
En 1876
finalizaron las guerras carlistas y don Carlos tuvo que salir de España. No
obstante, el tradicionalismo continuó existiendo, primero carlistas, luego
jaimistas y así fueron viviendo hasta que en 1936, los que quedaban, se
pusieron a favor del Movimiento Nacional.
Caudete fue
claramente carlista. Hay que recordar que don Francisco Albalat ocupó puestos
importantes en el campo de don Carlos VII.
Caudete, por Pérezgil
En 1879 se construyeron las
carreteras de Fuente la Higuera y a Yecla.
A finales del siglo XIX
Caudete tenía 5.000 habitantes.
En 1888 se construyó el
mercado de abastos y el cuartel de la guardia civil se trasladó al final de la
calle El Molino.
En 1893 se acordó la
instalación del telégrafo.
El alumbrado público se
instaló en 1895, 100 bombillas de 10 bujías, a cargo de la Sociedad eléctrica
Caudetana.
En la página 157 se cuenta
la trayectoria militar del cabo Olivares, que fue uno de los últimos de
Filipinas.
En 1896 la cosecha de uva
ascendió a 800.000 arrobas, que producían unas 400.000 de vino,
equivalente a 64.000 hectolitros,
cantidad que colocaba a Caudete en el primer lugar absoluto y relativo de la
provincia en el aspecto vinícola, incrementándose dicha cantidad con más de
400.000 arrobas de uva que compraron los bodegueros caudetanos a cosecheros de
Montealegre y pueblos circunvecinos, subiendo la elaboración de vino a más de
600.000 arrobas o 96.000 hectolitros.
De 1896 a 1900 había 36 bodegas de nueva construcción, 7 fábricas de alcohol y 11 molinos de agua.
De 1896 a 1900 había 36 bodegas de nueva construcción, 7 fábricas de alcohol y 11 molinos de agua.
En 1898 se construyó el
Círculo Deportivo Caudetano.
La página 162 trata de la
construcción del barrio de San Francisco con 60 casas y en 1910 la construcción
de la plaza de toros con tres pisos y 12.000 asientos, que se redujeron a 8.000
asientos. Después se construyó el chalet de “El Paso” con una extensión de 365 tahúllas.
Todo lo realizado fue obra de don Francisco Albalat Navajas, conde de San
Carlos y como última gran obra, la iglesia, hoy parroquia de San Francisco, cuya
construcción es un ejemplo de modernismo ecléctico, de influencia
bizantina, mudéjar e italiana. Esta iglesia fue construida entre 1907 y 1908,
para que sirviera de panteón para el Conde de San Carlos y su primera esposa,
la francesa Hélène de Saint Aymour, Baronesa de Caix.
En 1908 se
construyó el asilo de San Juan Evangelista.
En la
página 164 encontramos varios datos curiosos que destacamos seguidamente:
Director de la banda: Francisco Serrano Sánchez
Homenaje a Luis Golf, que logró en 1736 la independencia de
Villena.
Se restableció la feria, desaparecida durante la cautividad
de Villena.
Y a continuación unos datos
del capítulo “Caudete en la actualidad”, referidos a los años 50 (1955) del
siglo XX.
Caudete dista 107 km de Albacete.
Linda con Almansa, Yecla y Villena.
Su extensión superficial es de 143,21 km2 y 8.393 habitantes.
Villena tiene 337,11 km2 y 20.110 habitantes.
El sur del término es un
paraje muy humífero, por tener el suelo formado por arrastres de aguas y que
antiguamente iban a parar a la laguna de
Villena y posteriormente al Azarbe o Acequia del Rey, que se construyó para
desaguar dicha laguna y que desemboca en el rio Vinalopó.
El Real, por Torres Cotarelo
“Introducción del libro” Caudete, pérdida de sus fueros
del reino de Valencia, escrito por Andrés Bañón Martínez, 1996.
Tras destacar la
sucesión de generaciones que escribieron la historia de Caudete, le encantaría
abrir un foro en el que pudieran ser oídas las voces de las generaciones
caudetanas del siglo XVIII.
La historia de
Caudete está íntimamente ligada a la del reino de Valencia. En el siglo XVIII
corrió la misma suerte que el reino. Hasta 1707 fueron muchos los logros
conseguidos tanto en el reino como en Caudete. La prosperidad municipal como
villa real de Valencia fue amada y transmitida de generación en generación desde 1240.
Bañón
transcribe las páginas 32,33 y 34 del libro titulado Historia verdadera de María
Santísima de Gracia, escrito por el presbítero caudetano Francisco Díaz
Alcover y editado en 1922.
En dichas
páginas figuran relatados todos los privilegios que le fueron concedidos a
Caudete, remontándose a 1329 y acabando en 1707.
Todos
estos fueros formaron, en su conjunto, el cuerpo de Doctrina Privada de la
Villa. Por ellos se gobernaban y se resolvían las cuestiones vecinales,
herencias, disfrute de riegos, fiestas, etc.…; pero hubo cuatro privilegios
fundamentales que destacaron sobre el resto:
INSACULACIÓN, FERIA, VOTO EN
CORTES Y EL DEMANIO.
El de
“insaculación” consistía en el
nombramiento, por sorteo, de los cargos públicos.
El de
“feria por quince días” significó en el siglo XIV una transcendental conquista
económica. Caudete ayudó a Pedro IV, rey de Aragón y Valencia en las luchas por
la reincorporación del reino de Mallorca entre los años 1339 y 1343 y obtuvo,
unos años después, esta recompensa.
Era la
única feria por quince días que se celebraba en el largo camino entre Valencia
y Murcia.
En 1575
Felipe II concedió el poder realizar mercado semanal todos los viernes.
En 1707 se
perdió el privilegio de la “feria”, con motivo del cautiverio de Villena.
A través
del “voto en cortes”, a través de un Síndico Procurador General se defendían
los intereses caudetanos personalmente en Valencia. Este voto procedía desde
que el rey don Jaime I le otorgó el título de villa real, juntamente con las
ciudades de Valencia, Játiva, Orihuela y Alicante y otras 29 villas reales.
Acerca
de la reconquista de Caudete
Estos
datos los tomamos del libro Historia verdadera de la Virgen de Gracia y
en su página 30 dice el autor:
Cupo la restauración de Caudete por
1238, según unos, o por los años 1240 según otros, al ínclito rey don Jaime I
de Aragón, llamado el Conquistador, el cual sabiamente dispuso, que el
comendador de Alcañiz con otros comendadores de la orden y buena compañía de
Almogávares, cayese sobre la villa de Villena (ahora ciudad) y la hiciese pagar
caro la resistencia que había manifestado a sus órdenes.
Apenas se
aproximaron a ella las valientes tropas del rey don Jaime, cuando hicieron una
bastida delante y causaron tanto estrago en los moros, que se vieron precisados
a relacionarse por medio de embajadores con el Rey y ofrecerle poner la villa a
disposición de sus Comendadores, si era así su real disposición, y constándoles
de su expreso mandato, no esperaron a probar los rigores de un conquistador
enojado; sí que al punto realizaron su rendición y entrega a los frailes de
Calatrava por el infante don Alfonso de Castilla de mano del rey don Jaime.
Poco después se rindieron al mismo Sax, Bogarra y los Caudetes.
En el nombre de
Caudetes están comprendidos la villa de Caudete,
Almizra cerca al pie de la sierra de
La Lazara, Oliva sobre la ermita del
Rosario, Los Tres Puntos en el
collado de San Cristóbal y Santa Ana, Bogarra
con una gran torre en el centro de hermosa vega y otro Lugarcillo en la cercanía de la ermita de Nuestra Señora de Gracia.
Estos últimos cinco pueblos perecieron por la injuria de los tiempos, pero de
todos ellos dan testimonio los antiguos y debajo de su fe antiquísimos
escritos.
De todos los
cinco era cabeza Caudete, villa tan antigua, que el historiador Escolano la
hace existente en tiempos de gentilidad, y aduce en abono de su fundada opinión
(Lib. IX, Columna 1285 de su historia).
Ermita de la Virgen de Gracia, por Rafael Requena
Hasta aquí, el resumen que he realizado de los tres libros indicados, cuya finalidad no es otra que conocer algo más la tierra de mis cuatro abuelos caudetanos (ya fallecidos), a quienes les dedico este trabajo:
Joaquín Sánchez Requena
Belén Amorós Pérez
Jaime Huesca Díaz
María Gracia Agulló Bañón
Hasta aquí, el resumen que he realizado de los tres libros indicados, cuya finalidad no es otra que conocer algo más la tierra de mis cuatro abuelos caudetanos (ya fallecidos), a quienes les dedico este trabajo:
Joaquín Sánchez Requena
Belén Amorós Pérez
Jaime Huesca Díaz
María Gracia Agulló Bañón
Joaquín Sánchez Huesca
Algunos apuntes tomados del libro "Geografía histórica del territorio de la actual provincia de Murcia desde la Reconquista por D. Jaime de Aragón hasta la época presente", por Abelardo Merino Alvárez, relacionados con Villena
Geografía histórica del territorio de la
actual provincia de Murcia desde la Reconquista por D. Jaime de Aragón hasta la
época presente, por Abelardo Merino Alvárez. Obra premiada
por la Real Sociedad Geográfica en el concurso de 1914 con el premio instituido
por el Sr. Marqués de Aledo. Madrid, 1915.
Apuntes tomados de dicho libro y que están relacionados con Villena
La conquista de Murcia por los
cristianos introdujo en el antiguo reino hudita un cambio radical muy palpable
en cuanto al aspecto geográfico-histórico se refiere.
El fondo árabe subsistió, sin duda
alguna, informando las costumbres, especialmente en los campos; pero la religión
mahometana fue perdiendo prosélitos, hasta verles desaparecer en absoluto
durante el siguiente periodo.
Los castellanos, como los aragoneses,
no se cuidaron de aprender el árabe. Así es que desfiguraron completamente las
palabras usadas para designar los accidentes geográficos, o se limitaron a dar
a estos nombres nuevos, con lo que quedó renovado el mapa del S.E. de la
península.
Después de los repartimientos, el
nombre de los propietarios pasó a serlo de sus predios, y el de los señores el
de los lugares o castillos sobre que
mandaban, y aun dentro de las ciudades sirvieron tales nombres para designar
barrios, vías, fuentes, etc. Resulta interesante ojear el Libro de la Montería, de Alfonso XI, y ver las descripciones que
figuran en sus páginas.
Precisamente por eso, para marcar la
transición entre la época musulmana, de infinita variedad y la de los Reyes
austriacos, tan unificadores, es interesante en todos conceptos el estudio
geográfico-histórico de Murcia durante el segundo periodo de la Edad Media.
Estudio
geográfico-histórico de las fronteras del Reino de Murcia y determinación de
las fronteras de Aragón.
La reconquista completa del suelo
peninsular por los hispano-cristianos fue cosa prevista con extraordinaria
anticipación, y por eso los estados guerreros del Norte, especialmente Aragón y
Castilla, tratan desde muy pronto de la forma en que habían de verificar el
reparto de lo que ya daban como presa segura.
El Cid sostuvo el pendón de Castilla
en diversas poblaciones, entre ellas Villena, por lo cual recibiría un tributo
desde Valencia, por parte de D. Alfonso el Batallador.
Restauración de la iglesia
cartaginense, dándole por sede Cartago-Nova y por rentas las contribuciones de
Lorca, Orihuela, Elche y de Murcia. Don Alfonso X determina los límites de la
diócesis y Sax y Villena fueron dadas a los Calatravos.
Entre Alfonso VIII de Castilla y
Alfonso II de Aragón, impusieron una conferencia para fijar los límites de los
posibles avances, esta se celebró en Cazola en 20 de marzo de 1179,
decidiéndose en ella que todo el Reino de Valencia fuese del señorío del Rey de
Aragón y la ciudad de Játiva y Biar, con sus términos, desde el puerto que está
allende Biar a esta parte y la ciudad y Reino de Denia, dejando al Rey de
Castilla la otra tierra y señorío que está de la otra parte del puerto de Biar,
y que así se guardase por ellos y sus sucesores.
El tratado de Cazola fue siempre la
base de posteriores repartimientos. A él se atuvieron Fernando III, Alfonso X y
D. Jaime I.
El puerto de Biar, el antiguo de
Apiarium, y las sierras próximas, prolongándose por las de Onil y la del
Carrascal, dejaban para Castilla, Villena más Sax, Elda, Novelda, Catral o
Callosa de Segura, Elche, Orihuela y Alicante, mientras el pequeño Estado de
Denia incluía, casi íntegramente los actuales partidos de Callosa, Pego,
Cocentaina, Villajoyosa y Jijona.
En 1238 el Vizconde de Cardona Ramón
Folch y el Vizconde D. Artal de Aragón sitiaron Villena y rechazados, marcharon
a Sax.
En 1240 D. Hernando, tío de D. Jaime,
volvió a Villena y su alcalde se rindió al Comendador de Alcañiz, D. Lope
Marín, para el Rey de Castilla.
Sin embargo, los Calatravos
entregaron Villena y Sax al Rey de Aragón, quién se apoderó igualmente de
Caudete y de la Bogarra cercana a Caudete, contra todo derecho.
Las diferencias surgidas exigían un
pronto arreglo amistoso sino se había de llegar a la guerra declarada. Así lo
notaron D. Alfonso y D. Jaime, concertando verse el año 1248 entre Alzmirra y
Villena, donde el Rey estaba alojado., y los Cabdetes hoy Caudete, en que el
Infante tenía sus tiendas.
Este tratado de Almizra, que es
solamente el de Cazola aplicado sobre el terreno, fue la delimitación
definitiva de las fronteras.
Los linderos continuaban
comprendiendo a Villena, por Venta la Encina, Zafra y Cañada, tocando a
Valencia, Campo de Mirra y Biar.
Yecla y Jumilla quedaron para
Fernando III, así como Villena, Sax, Elda, Alicante y sus dependencias.
Así continuaron estos límites durante
el reinado de Alfonso X, antes y después de la rebelión de los mudéjares y así
los aceptó D. Jaime una vez la sublevación fue vencida.
Entre el Reino granadino y Valencia
quedaba Murcia, unida a la Corona de los reyes castellanos.
La frontera con los moros de Granada
En 1266 determinó el hijo de Fernando III
los confines del obispado.
Figura la siguiente información sobre los
calatravos:
Los calatravos aparecen también en
los momentos de la reconquista del territorio, pero su papel no es tan
brillante como los caballeros de otras órdenes.
En un principio y auxiliados por los
aragoneses tomaron Villena, quedándose con ella y con Sax en representación de
Castilla. Pero después hicieron tratos con D. Jaime I y le entregaron, no muy
lealmente, ambas urbes.
Esto figura en Cáscales: Discurso I,
capítulo XIII y a Zurita: libro III, capítulos XXXVII y XLIV.
Los Señoríos en Murcia
Los Señoríos en Murcia
El Señorío o Marquesado de Villena pasó de
mano en mano desde los tiempos de Fernando III hasta los de Carlos V, y aún se
unió a los dominios reales sin perder por ello su carácter típico de región
autónoma.
El Obispo cartaginense y su territorio
La primera delimitación abarcaba el reino completo de los
huditas, o como dice en el documento en que se ordenó: “Alicante con su
término, así como parte con término de la tierra del Rey de Aragón, petrel Sax
y Villena en la tierra de Don Manuel, nuestro hermano como parte de la tierra
del Rey de Aragón y valle de Ayora hasta Cofrentes.
La frontera, que partía de la costa, algo al sur de
Villajoyosa, seguía por el monte Cabezó, sobre Busot y Aguas; por el Maigmó,
cerca de Tibi; por el puerto de Biar, entre este pueblo y Villena; por la Venta
de la Encina, por el Este de Almansa y de Ayora; por cerca de Cofrentes…
En 1250 el papa Inocencio le concedió a Cartagena el
privilegio de exención de Metropolitano la Santa Iglesia de Cartagena, sin
reconocer a otro superior que al Papa. Dicho estado de exención acabó en los
días mismos de D. Fernando y Dª Isabel. Un obispo de Cartagena, luego de
elevado al solio pontificio (Rodrigo Borja, Alejandro VI), creó el arzobispado
de Valencia y para más ennoblecerse dilató sus términos, dándolo por de pronto
como territorio en 1492 lo de Mallorca, Segorbe, Orihuela y Murcia.
De esa forma, al final de la Edad Media vemos a la insigne
silla cartaginense dependiente de otra, cuando en su exención y durante 250
años había sabido conservar la tradición gloriosa de su antiguo puesto.
Los moros y judíos
desde la reconquista hasta el reinado de los Reyes Católicos.
Resumimos algunos aspectos que hemos considerado
interesantes, no sin antes recordar que tras la
revuelta de Pelayo en Asturias, los odios sobre los moros impidieron apreciar
los beneficios presentes y pasados de aquella gente laboriosa. Ellos hicieron
Murcia, llena de encantos y poesía. La obra de los moros estaba patente en
muchos aspectos, entre ellos:
Siguieron abriendo acequias e instalando
añoras.
La arriería
era cosa de moros.
El turbante
se convirtió en pañuelo y montera.
La chilaba en
capote.
El calzón
berberisco en los zaragüelles.
La babucha en
alpargate.
Los naranjales y los almíbares
Los alfajores lorquinos y mil otras
confituras.
La barraca construida con adobe y
hecha por 8 cañizos y albardín.
Mora era la
alquería.
La música de las malagueñas murcianas,
de las parrandas y de las torras, al son de una bandurria o guitarra, donde vibraba el corazón
y el alma del pueblo.
La expulsión de los judíos
se decretó el 31-3-1492 por los Reyes Católicos.
Los judíos eran expertos en
tejer tocas y labrar sedas.
El Reino de Murcia en su totalidad
Refiriéndose a la extensión del Reino de Murcia indica que se
tardó más de la cuente en fijar los límites que debían corresponderle, dado que
se produjo una fragmentación medieval en
señoríos y dominios especiales, desapareciendo por tanto el concepto de unidad
política.
A todo este influyó la creación del Marquesado de Villena,
que con lo de Requena, lo de Utiel y lo de la serranía, que nunca fue de
Murcia, incorporó finalmente lo de Chinchilla, Albacete, Hellín, Almansa,
Villena, Sax, Yecla y Jumilla con sus términos y alfoces.
El Reino de Murcia se encontró reducido a los actuales
partidos de la Unión, Murcia, Cartagena, Mula, algo del de Totana y el de
Lorca.
Esta era la Murcia real y efectiva de los siglos XIV y XV. De
la Murcia histórica y tradicional, extendida hasta Elche y Alicante, hasta el
Júcar, hasta los llanos de Ciudad Real, hasta el Yelmo del Segura y hasta la Sangra
de Huáscar, quedaba el recuerdo vivo de los límites del Obispado.
El poder central, careciendo de un organismo regional
intermedio puesto a sus órdenes, desconocía lo que abarcaba Murcia.
Es importante destacar que, cuando la conquista del
Marquesado de Villena, hicieron D. Fernando y Dª Isabel un corregimiento en que
Chinchilla, Requena, Villena y Utiel entraban con lo de San Clemente y las 16
villas de su partido que nunca la fueron de Murcia.
Los monarcas encontraron ayuda en algunas ciudades, como
fueron: Murcia, Mula, Cartagena, Villena y Jumilla, que solicitaron ni ser
enajenadas, ni separadas de la Corona.
Potencia económica desde la Reconquista hasta los días de los Reyes
Católicos
Destacamos de Mergelina: Descripción de Villena, incluida en
el MS. De Hermosino de la Real Academia de la Historia lo siguiente:
Mergelina refiere que en Villena y su
término también se cría seda, aunque no en mucha cantidad, pero se conservan
todavía moreras de las primitivas, que según hay noticia, se pusieron por los
años 1350 poco más o menos; rectificándole Hermosino que el año que pone de
antigüedad que pone a las moreras está en guarismo y que el copiador erró el
segundo número que debió decir 1452, que fue el que ciertamente entró en España
y en el Reyno de Murcia las moreras y la cría de la seda.
Esto último figura en el libro de Hermosino
Parrilla: Fragmentos históricos
eclesiásticos y seculares del Obispado de Cartagena. Ms. De la Real
Academia de la Historia, Colección de Vargas Ponce, tomo IX, al referirse a
Villena.
Respecto a
los caminos existentes en el Reyno de Murcia, destacamos lo siguiente:
De Murcia salía otro camino de cuatro
leguas de largo para Orihuela, desde donde se iba por Albatera, distante dos
leguas a Elche, para continuar a Monforte, a Elda (dos leguas), a Villena, a la
Fuente de la Higuera, a Mogente, a Vallada y a Valencia del Cid.
Desde Villena enlazaba con el camino
de Toledo mediante otro, tendido por Yecla, Montealegre, Pétrola y Chinchilla.
Todo este se complementaba con el
camino que desde Mogente, en el de Murcia a Valencia, venía por Almansa, el
Bonete y el Villar, a Chinchilla.
Respecto al número de vecinos que en pleno siglo XV habían en
Murcia:
Murcia, 3000 vecinos; Chinchilla,
1.500; Cartagena 600; todo ello según el Padrón de los Reyes Católicos 1490,
Elche, 999; Alcaraz, 1.400; Villena, 700, Albacete con la Gineta unos 500;
Almansa, 400; Yecla, 350.
Poco a nada variaron las
fronteras del Reino de Murcia mientras se asentaron en el solio español los
monarcas austriacos.
La unión de Castilla con la corona
aragonesa, hecha realidad a raíz del casamiento de D. Fernando con Dª Isabel
fijó mejor los límites entre Alicante y Murcia o entre Valencia y Villena, y
esos límites prosiguieron intangibles hasta que, para premiar a sus más
decididos parciales, los cambió un poco el primero de los Borbones.
El enlace de Fernando e Isabel fue muy beneficioso para todas
las comarcas de la península. Se efectuó la unificación ansiada: Aragón,
Castilla, Granada y Navarro se fundieron en la nacionalidad española y acabaron
las luchas inacabables.
La injusta sentencia de Torrellas fragmentó violentamente el
Tudmir¸ pero ni fue cumplida ni podía serlo en todas sus cláusulas: Cartagena
no dejó de ser Castilla; Villena jamás entró en la jurisdicción de los monarcas
aragoneses.
Aparece en el libro una interesante descripción, que comienza indicando que los confines de Murcia no se alteraron en lo más
mínimo desde los días de Isabel la Católica hasta los postreros días de Carlos
II. Empezando sobre el mar entre la punta del Pinatar y la Torre de la Horadada
y de aquí partían al Noroeste, atravesando el campo de Cartagena y cita también
la divisoria del Monasterio de las Virtudes.
Además, dentro del Marquesado, entre Villena y Almansa había
el enclave de Caudete, que siguió siendo de “La Coronilla”, así consigna
textualmente el Atlas de Abraham Ortelio: Teatro
del orbe. Mapa de Valencia.
Resulta importante ver el libro: Las cosas ilustres y excelentes de España.- de Lucio Marineo
Sículo; Alcalá de Henares 1539.- “De las ciudades y villas de la prouincia
Cartaginense”, folios XVIII y siguientes. También se hace una referencia
a los Pacheco, Duques de Escalona, indicando que tuvieron todo el Marquesado de
Villena hasta los días de los Reyes Católicos. En 8 de marzo de 1480 se
concluyó un pacto entre aquellos señores y estos Monarcas, por lo que el
Marquesado pasó a ser de la Corona, si bien quedó a los Pachecos la posesión de
Belmonte, de Garci-Muñoz con su puerto, de Alarcón, de Alcalá de Rio Júcar con
sus aldeas, del estado de Horquera, de Ontur y de Jumilla.
Los Corregimientos del Marquesado de Villena en la actual provincia de
Murcia
Arrancado el Marquesado de Villena de mano de los revoltosos
Pachecos en los días de los Reyes Católicos, se reintegró a la Corona, tras una
campaña rápida y decisiva, y se firmó el nuevo estado de cosas mediante la
concordia concluida el 8-3-1480 entre los antes dueños del territorio y los
Monarcas, dejando aún estos a aquellos el señorío de Belmonte, Garcí-Muñoz y su
puerto, Alarcón, Alcalá del Rio Júcar con Alboreas, Eras y Zumela, lo de
Jorquera, Ontur y Jumilla, todo en la forma de dominio que consentía ya la Edad
Moderna y que se limitaba a un título de honor, a la cobranza de ciertas rentas
y derechos y al nombramiento de unos cuantos oficios públicos.
El
Marquesado fue inmediatamente convertido en un vastísimo Corregimiento, en lo civil y judicial, y
para los casos de guerra en Capitanía General, encomendada de primera intención
a Andrés Matheo de Guardiola y Aragón, caudillo de la frontera de Villena y
alcalde del castillo de Jumilla.
El
Marquesado, con sus enormes territorios de la meseta interna peninsular, vivió
separado de Murcia durante casi todo el siglo XVI, pese a que en la Relación topográfica de Chinchilla hecha
en 1576 se dice que es del Reino de Murcia.
Dada la extensión de este Corregimiento se
dividió en dos: el de Chinchilla y el de San Clemente. Esta división se realizó
en 1586, reinando Felipe II.
Aún era demasiado grande el Corregimiento de
Chinchilla y en siglo XVII se desagregaron Utiel y Requena y en 1663 Hellín.
Desde aquel año el Corregimiento de
Chinchilla comprendió únicamente la capital con Albacete, Tobarra, La Roda,
la Fuen-Santa, la Gineta, Villena, Almansa, Sax, Yecla, Alpera, etc. y con las
correspondientes aldeas de estos términos. Caudete, que seguía siendo de la
Coronilla, formaba con los restos de Bugarra un enclave próximo a la frontera.
Dentro
de la actual provincia de Murcia sólo quedaba en este Corregimiento
Yecla, que sita a 4 leguas de Villena y a 13 de Murcia, sumaba 687 vecinos a
fines del siglo XVI. En 1512 se construyó allí, sobre una pequeña eminencia, en
lo alto del mercado, la iglesia vieja de la Asunción, que en los documentos de
aquel tiempo figura con el nombre de Santa María la Mayor, terminándose en
pleno siglo XVII el cornisón, el antepecho y el piramidal chapitel de la torre.
Tras conquistar el Reino de Granada variaron
las consideraciones que se tenían con los moriscos, no sólo en las regiones
andaluzas, sino en el resto de España.
La epopeya, comenzada en Covadonga, había sido
positiva para la cruz, y a medida que se acercaba el momento del triunfo
decisivo aumentaban los fanatismos y las intolerancias, consecuencia lógicas de
una guerra siete veces secular plena de venganzas y de odios.
Desde el inicio del siglo XV se nota una
recrudescencia en los sentimientos y fervores cristianos, las matanzas de
hebreos, las predicaciones de San Vicente Ferrer, engendraron el decreto de
expulsión de los judíos el 31-3-1492
dictado por D. Fernando V y Dª Isabel I. El ideal de unidad religiosa, c
complemento de la unidad política excitó a estos monarcas.
Tras años de opresiones, ataques desde Túnez y
Argel, guerras de las Alpujarras y una larga sucesión de guerrillas, se acordó
la expulsión total, saliendo los de Aragón, Andalucía, Castilla y Murcia (los
no mudéjares) en 1610.
Se indica que en Villena y en Jumilla se les
persiguió con saña.
El
Obispado
Durante los siglos XVI y XVII se produjeron importantes
cambios en los límites del Obispado de Cartagena. Se verificó la segregación de lo de
Orihuela para hacer otra nueva diócesis.
En 1587 se produjeron cambios en las diócesis de Almería y
Guadix, incorporándose a ellos localidades que dependían de Cartagena.
La cuestión de Orihuela tuvo una solución más difícil, puesto
que Orihuela, como casi toda la provincia de Alicante, entraba en la época de
taifas en el principado de los Beni-Hud. La injusta sentencia de Torrellas
fraccionó el antiguo Tudmir entre dos reinos distintos, pero le dejó
perteneciendo a la misma mitra.
La dualidad de estados en lo político trajo complicaciones.
El papa Julio II firmó la Bula el 3-5-1510 donde, a
instancias de Felipe V erigía en catedral la iglesia oriolense, resolviendo que
en ella y en Cartagena hubiese un mismo prelado.
Esta situación provocó muertes y derramamientos de sangre y
fue precisa la Bula de Pio IV redactada en Roma en 1564, a petición de Felipe
II, creando la nueva sede de Orihuela, siendo su primer obispo Gregorio Gallo.
Entre los pueblos dependientes del nuevo obispado destacaremos dos: Caudete y
Ayora.
Cabe preguntarse el porqué surgen todos estos líos y el
motivo está claro: las haciendas y las recolectas.
Cuando se nombró como Papa a Rodrigo Borja con el nombre de
Alejandro VI, creó el Arzobispado de Valencia, dando como términos propios de
él en 1492 lo de Cartagena, lo de Mallorca y lo de Segorbe.
Con motivo de la Bula del papa Pio IV de 1564 citado atrás,
se acordó que la nueva mitra de Orihuela se agregara como sufragánea a
Valencia, mientras que Cartagena había de incorporarse a la de Toledo.
Después de dicha Bula, el primado de las Españas aumentó su
territorio, a Toledo, estaban afectos, además de Murcia, Córdoba, Cuenca, Jane,
Osma, Segovia, Sigüenza, Valladolid.
Al Arzobispado de Valencia quedaron con Valencia, las
diócesis de Mallorca, de Orihuela y de Segorbe.
Detallamos los conventos que se
crearon en el Obispado de Cartagena en los siglos XVI y XVII en Villena:
Convento de Religiosas de la
Santísima Trinidad en 1525.
Franciscos Descalzos, fundóse en 1563
en Extramuros y cambió de sitio en 1607.
Oratorio de San Felipe Neri en 1651.
Convento de Nuestra Señora de las
Virtudes, de agustinos, erigido en 1526 por la misma ciudad.
Política económica del Reino de Murcia durante los días de la Casa de
Austria
Se citan las Salinas de Villena (Mergelina), quién cita
también a Villena como fabricante de turrones.
Se citan como ferias notables las de Lorca, Mula, Chinchilla,
Villena y Albacete.
En Villena, Sax y Lorca se cobraba castillería, así como en
otras grandes fortalezas, gravando principalmente tal derecho sobre el ganado
trashumante.
Los caminos que servían este movimiento eran poco más o menos
los de la Edad Media.
Es significativo destacar que a Cartagena se le concedió
carácter de base naval para la intervención de Castilla en los asuntos de
Turquía, Francia, Italia, África y todo el Mediterráneo.
Los principales sistemas de circulación eran:
Camino de la Seda, de
Cartagena a Toledo. Medía 59 leguas. Empezaba en Toledo y seguía hasta Murcia y
de allí a Cartagena.
El Camino de Murcia a
Alicante y Valencia, seguía por Orihuela, Alicante y a Catarroja, lindando el
mar.
El camino de Murcia a
Granada iba por Alcantarilla hasta Venta Quemada, Aguas blancas y Beas. Medía
45 leguas.
El camino de Granada a
Valencia hacía cruz con el Cartagena a Toledo, pasaba por Jumilla, Yecla,
Caudete, Fuente la Higuera, Mogente, Játiva, Catarroja, Valencia. Medía 75
leguas.
El camino de Barcelona y
Valencia a Sevilla cruzaba igualmente por el de la seda, pero en Chinchilla.
Tenía desde la capital de principado catalán a la del Guadalquivir 154 leguas y
marcha desde Valencia, por Catarroja, Silla, Algemesí, Játiva, Almansa, Bonete,
Villar, Chinchilla, Balazote, Villanueva de Alcaraz, Linares, Andújar, Puente
de Alcolea y Córdoba.
En Chinchilla había otra vía
a Alicante que continuaba por Pétrola, la Higuera, Montealegre, Venta de Juan
Gil, Yecla, Villena, Elda, Monforte y Alicante.
De Murcia salía otro camino
a enlazar con el de Valencia a Chinchilla: trazábase por Orihuela, Albatera,
Elche, Monforte, Elda y Villena.
Y luego quedaban otros
caminos secundarios y destacamos: de Yecla a Villena.
Chinchilla y Murcia
resultaban los grandes nudos de comunicación: también lo eran, aunque en modo
más secundario, Totana, Elche y Alcaraz de la Sierra.
El estado de todas las
calzadas, que en general, como derivadas de las de Roma, concuerdan con las aún
existentes, era lastimoso. Los Reyes Católicos habían mandado a las justicias y
Concejos que hiciesen:
“abrir y adobar los carriles por do
pasan y suelen pasar y andar las carretas y carros, por manera que sean del ancho
que deban, para que buenamente puedan pasar e ir y venir por los caminos y que
no consientan que los dichos caminos sean cerrados, ni arados, no dañados, ni
ensangostados, so pena de diez mil maravedís a cada uno que lo contrario
hiciese”.
Datos de número de habitantes en la época que gobernaron los
Monarcas de la Casa de Austria:
Año
|
Murcia
|
Cartagena
|
Chinchilla
|
Villena
|
|
1530
|
2.595
|
505
|
648
|
629
|
|
1587
|
3.623
|
1.431
|
700
|
780
|
|
1591
|
3.370
|
1.034
|
641
|
828
|
|
1646
|
3.960
|
800
|
489
|
486
|
|
1694
|
5.154
|
2.447
|
586
|
646
|
- El
nº de vecinos que se indica es de pecheros.
- En
todo el Reino de Murcia se calculaban en 1541: 17.976 familias de pecheros y
1.284 de hidalgos.
- En
1594 había en la diócesis cartaginense unos 4.396 moriscos.
- Las
notas comparativas de los años 1530,1646 y 1694 están tomadas de libros
formados para el encabezamiento de alcabalas y repartimiento de servicio
militar. El censo de 1587 es del obispado. El de 1591 lo hicieron los pueblos y
ellos estaban interesados en que no hubiese agravio en la distribución. Los de
1646 y 1694 son de notas del repartimiento del servicio militar.
- En
el siglo XVI la ciudad mayor de la Corona era Sevilla y luego seguían Granada,
Toledo, Valladolid, Madrid, Jerez, Córdoba, Jaén, Segovia, Baeza, Écija, Úbeda,
Salamanca, Murcia, Málaga, Ocaña, Cuenca, Palencia Ávila, Badajoz, Medina del
Campo, Utrera, Burgos, Aracena, Alcalá de Henares, Orihuela, Osuna, Alcalá la
Real, Toro y Lorca.
- Al
iniciarse el siglo XVIII sólo pasaban de los 2.000 vecinos Murcia, Lorca y
Cartagena.
Dos aspectos sociales a resaltar:
A la sombra del movimiento erudito
general, se formaron buenas librerías en los conventos y concurridos estudios
de gramática, multiplicándose los aficionados a la poesía.
La masa popular seguí inculta, con
su rusticidad y sus desplantes llenos de franqueza, en los que se escapaban
incluso palabras deshonestas.
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