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Al terminar el siglo XIX. Apuntes de viaje por Sinesio Delgado, 1897-1900

           

Sinesio Delgado comenzó sus relatos de visitas a provincias por orden alfabético, de ahí que la provincia de Alicante figure en el libro en tercer lugar, tras Álava y Albacete.

           Se detalla a continuación la crónica que realizó acerca de su estancia en Villena y que figura en las páginas 39,40 y 41 del citado libro.

     Publicamos algunas de las fotos que ilustran los textos que aparecen a continuación:


Tras dejar Sax entramos en Villena a eso de las seis, completamente de noche, y como la estación está en la población misma, no hay vehículo alguno a disposición de los viajeros.

Por el gusto de intentar una calaverada, desoímos las tentadoras voces del mozo de la fonda, y nos lanzamos entre la oscuridad a buscar a tientas alojamiento. Suerte fue y no pequeña, que la hospedería del Alcoyano estuviera a dos pasos del andén y a mí se me antojara fijarme en el anuncio de la fachada, porque de no haber sido así, a estas horas andaríamos todavía vagando como almas en pena ¿Qué por qué?, Ay, porque no saben ustedes bien lo que es Villena por la noche.

Después de la comida, amenizada por un famoso orador de mesa redonda, que tronó contra el Círculo de la Unión Mercantil por entregarse demasiado a la política, salimos a practicar un reconocimiento con las debidas precauciones. Eran las ocho en punto y no había un alma por las calles, lo que se dice ni un alma. Unos cuantos faroles de petróleo, excesivamente distanciados, servían para hacer creer que los charcos eran terreno firme, puertas y ventanas estaban cerradas a piedra y lodo, y no se oía una voz, ni un ruido, ni el aleteo de un murciélago en aquella negrura pavorosa.



Únicamente estaba abierto, frente a nuestra fonda, el Círculo del Comercio, donde por recurso tomamos café, y donde hubiéramos estado solos a no ser por los viajantes, nuestros compañeros de alojamiento.

Imitando a los habitantes de Villena, cuyas morigeradas costumbres son de alabar, nos retiramos a las nueve.

Al entrar en nuestro cuarto estaba todo, naturalmente como yo la había dejado: las cuartillas en que trabajé mientras llegaba la hora de la comida, el tintero, las cajas de placas fotográficas, la lámpara de tubo rojo…, pero, oh, sorpresa; sobre la silla en que me había sentado yacía un servicio de café. Sin café, pero con cucharilla, servicio que yo no había puesto allí ni del cual tenía la menor noticia.

Aquello ponía los pelos de punta, porque es de advertir que al salir habíamos cerrado la puerta con llave.

¡Cielos ¿si la sombra del marqués de Villena, aquel a quien tuvieron por brujo y encantador sus contemporáneos, se entretendrá en hacer jugarretas a los que vienen a visitar sus antiguos dominios?

Por de pronto esta noche voy a soñar con la redoma.

Y a volver a dirigirme a la Providencia parodiando al personaje de Ibsen:

¡Madre, el sol ¡el sol para mañana, que si no no voy a poder hacer fotografías.




Y efectivamente, bajo un sol esplendoroso y rutilante se nos apareció al día siguiente un Villena distinto del que habíamos podido imaginarnos entre las sombras. Alegre, animado, lleno de vida, contrastaba notablemente con el pueblo muerto encontrado a la llegada.

Los trabajadores villenenses con sus trajes de día de fiesta, las muchachas guapas con sus trapitos nuevos, los señores de la burguesía tomando el sol en la plaza, o en la calle de la Estación, o en la Corredera, los mercados concurridísimos, las calles todas bullendo de gente que iba y venía de la iglesia.

Se nos ofreció espontáneamente por guía nada menos que Simón Bocanegra, un mozo que limpia las botas al que se lo permite y, además engancha viajeros para la hospedería del Alcoyano. Como era de temer, Bocanegra no estaba muy enterado de historia, ni de heráldica, ni de geografía t hasta confundía lastimosamente el correo con el telégrafo, pero conocía perfectamente todos los escondrijos del castillo, que era lo interesante.

Además y por si no fueran bastante sus escasos conocimientos, pronto se nos unieron, al olorcillo de la máquina fotográfica, ocho o diez muchachuelos sin ocupaciones perentorias, que nos escoltaron toda la mañana alegremente.

Con tan lucido acompañamiento recorrimos las principales vías de la población, admiramos la notabilísima fachada del Consistorio, dimos un paseo entre los vendedores de fruta y hortalizas en la plaza de las Malvas, oímos misa en la iglesia de Santiago, de orden gótico con enormes columnas salomónicas y subimos al histórico castillo, resbalando y cayendo por empinadísimas callejuelas.



Consérvase este monumento en bastante buen estado y mejor estaría aún si los franceses, no hubieron tenido la malhadada idea de volar las bóvedas de dos pisos en la torres del homenaje.

Se lleva hasta las almenas de esta torre por una serie de escaleras angostas y oscuras labradas en el mismo muro, y desde lo alto se ve, muellemente reclinada a los pies de la fortaleza, la populosa ciudad, con sus calles laberínticas y sus dos pequeñas torres.

Allá, a lo lejos, se extiende una vega pintoresca y feraz, hasta el límite de la provincia por la parte de Albacete, y hasta la cordillera por la de Alicante.

Está casi intacto su gran patio de armas con torreones en los ángulos y escaleras de piedra que permiten el libre acceso a la muralla. Tiene el castillo un no sé qué que infunde placidez al espíritu y no produce la impresión de terror de otras construcciones de esta clase. Tal vez depende esto de la subida fácil y de la familiaridad con que trataban a los venerables restos los simpáticos capitalistas nuestros acompañantes, que corrían y saltaba por todos lados, peleándose por enseñarnos cuanto sabían, que no era cosa mayor, desgraciadamente.

-Mire usted, aquí dormían los moros.

-Aquí se ponía el centinela de los moros.

-Allí, en aquel agujero, se ven unas tablas que son de la caja donde enterraron a un capitán moro.

¡Siempre los moros.

-Aquellas aberturas redondas que se ven allá arriba, dice uno, eran para los cañones.

-Justo-añade otro,-y las rendijas que tenían encima eran para el gatillo.

En fin, que no dejó de ser instructivo y ameno el paseo por aquellas alturas.

A la bajada presenciamos la salida de la misa de doce, llamándonos la atención el tocado de las mujeres, que consiste en una mantilla de franela blanca como la nieve.

Y después de comer, acompañados ya por personas mayores, visitamos la parte alta del Círculo Comercial, donde habíamos tomado café la noche anterior, casi sin saberlo, y todas las dependencias del Casino Villenense, decorado con lujo y que tiene a disposición de los socios una biblioteca en la que figuran los mejores libros de literatura moderna: colecciones completas de la obra de Galdós, Pereda, Campoamor, Valera, Clarín, Alarcón, etc.; de viajes, de historia, de geografía…en fin, pruebas palpables de que ha presidido en su formación exquisito gusto.

Pero lo que no debe de visitar el curioso que pase por Villena son los manantiales.

En el patio de una casa particular, al mismo nivel del suelo, y formando un estanque, brota tal cantidad de agua cristalina que viven en ella, coleando muy a su gusto, centenares de barbos casi domesticados por el trato de gentes y algunos de ellos muy respetables y muy dignos de figurar en cualquier banquete.

Se da salida al agua por una pequeña alcantarilla que horada los muros de la casa y forma a la entrada del mercado un no muy grande remanso que llaman la fuente de los burros.

Por una poterna abierta al lado de la fuente de Alfonso XII, situada en la plaza del mercado, se penetra en una gran cueva donde se ve salir a borbotones de los peñascos un verdadero rio que por filtración viene, indudablemente, de las montañas próximas. El espectáculo bajo aquellas bóvedas oscuras es tan raro y sorprendente que, según cuenta, cuando D. Emilio Castelar estuvo en Villena, hace años, se sintió tan entusiasmado al ver aquello, que lo dedicó, ante sus escasos acompañantes, uno de sus más arrebatadores discursos.

Deploro yo no tener la maravillosa brillantez de estilo de nuestro gran tribuno; pero más lo sentirán ustedes, que tienen que contentarse con esta relación breve y sucinta.

No es todo agua en Villena, también hay mucho vino y muy excelente.

Sin ir más lejos, en las grandes bodegas de Conesa, y en infinidad de departamentos repletos de conos, pipas y vasijos, se almacenan muchos millares de arrobas. Una poderosa máquina aspira impelente, movida a vapor, hace los trasiegos necesarios por medio de una complicada tubería que serpentea en giros caprichosos por todas partes.

No hay para qué decir que probamos diferentes clases de caldos, elaborados en la casa, de exquisito sabor y aroma confortante; ni que a la salida el cielo cárdeno, las montañas plomizas y hasta el incierto porvenir nos parecían de color de rosa.

En el pueblo natal de D. Ruperto Chapí, el insigne y fecundo compositor, honra de España, no podía faltar música.

Y música tuvimos, y buena, y admirablemente interpretada al piano por una lindísima señorita villenense, en una velada improvisada en obsequio nuestro, que se prolongó hasta la una de la madrugada. La pianista hizo primores de ejecución, se recitaron versos de todas clases, nos honraron con su compañía algunas muchachas bonitas y todos los aficionados a las bellas artes, que son muchos; los dueños de la casa hicieron los honores con exquisita galantería, y nosotros…creo que nosotros no estuvimos a la altura de las circunstancias con nuestros atalajes de marcha y nuestra cortedad nativa.

Lo cual no me ha de impedir declarar urbi et orbe que Villena es uno de los pueblos más hospitalarios de la nación, y sus habitantes los más cariñosos y atentos de la tierra.

Llaman la chicharra al tren que recorre el trayecto entre Villena y Bocairente, porque la locomotora pita de una manera especial estridente y ronda.

Pues bien, en esta chicharra, que corre sobre vía estrecha y tiene unos coches muy cómodos, llegamos a Bañeras, después de cruzar  los términos de unos cuantos pueblos, cada uno con su castillo correspondiente, de la misma época y estilo que el de Villena.    


        Como se puede observar en esta foto, dichas escaleras son las que suben a la calle Mayor, en la actualidad Teniente Hernández Menor y a su izquierda fue donde estuvo situada la torre del Reloj, popularmente conocida como torre del Orejón, que fue derribada en el año 1888.

Nota final: 

Sinesio Delgado publicó el libro en 1900, el cual recoge los viajes que realizó en los tres años anteriores, Su estancia en Villena fue en 1896.  

ACERCA DE LA ROMERÍA DEL "VOTO" A LA VIRGEN DE LAS VIRTUDES, 25 marzo 1624

     Con el fin de conocer con más precisión los orígenes de la festividad del “Voto”, cito seguidamente dos interesantes apartados de dos capítulos del libro:

   Historia del Santuario de Nuestra Señora de las Virtudes, escrito por don Máximo García Luján en 1988.  

 Capítulo I

 

Al desaparecer la peste que la ciudad había sufrido (último cuarto del siglo XV)  y que la había dejado diezmada, el Concejo, en nombre de la ciudad, hace dos votos a la Virgen en acción de gracias y se obligaron con dos votos perpetuos y éstos cumplen los ciudadanos de Villena todos los años.

El primer voto se celebrará el día 25 de marzo, festividad de la Anunciación y el segundo voto el 8 de septiembre, festividad de la Natividad de la Virgen. En ambas fechas acudían al santuario en devota romería, el clero y Beneficiados de la iglesia del Señor Santiago, el clero y Beneficiados de la iglesia de Santa María, los Padres del Convento de San Francisco, el Concejo en corporación, presidido por el Pendón de la ciudad y pueblo en general acompañados de Ministriles con chirimías, tambores y atabales.

En el Santuario se celebraba la Santa Misa, con sermón, y pasaban todo el día junto a la Virgen, hasta que por la tarde regresaban a la ciudad”. 

 Capítulo XVIII


“El día 25 de marzo de 1624, aprovechando la celebración del primer Voto del año, se hizo el Voto a la Inmaculada. El obispo de la diócesis, Fray Antonio Trejo, celebró Misa Pontifical y al terminar, todos los asistentes al acto hicieron juramento de defender, leer, predicar y enseñar por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que la Santísima Virgen fue preservada del pecado original.

De tan magno acontecimiento hay un testimonio en un documento que lleva fecha 2 de abril del citado año de 1624, que textualmente dice:

 

--Yo, Pedro Oliver, escribano público de esta muy noble y leal ciudad de Villena y propietario de este Cabildeo, por merced de su majestad, doy fe y verdadero testimonio a los que el presente vieren de que habiendo esta ciudad ido en procesión el 25 de marzo pasado a la Casa de Nuestra Señora de las Virtudes, como es de costumbre, y como Patrono que esta ciudad es de este Santuario, se hizo el Voto de proclamar defender el Misterio de la Purísima Concepción, en gracia a la Virgen María Señora Nuestra y si fuera menester daríamos mil vidas que tuviéramos para defender este Voto, juramento y promesa que hacemos todos postrados humildemente ante la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de las Virtudes, así Dios nos ayude y estos santos evangelios --.

 

 Villena fue una de las primeras ciudades que juró el dogma de la Inmaculada, adelantándose doscientos treinta años a la Iglesia, ya que el dogma de la Inmaculada lo proclamó la Iglesia en 1854.

 

Para que las generaciones futuras tuviesen conocimiento de tan solemne acto y del Voto que la ciudad había hecho, el Concejo de Villena dejó un testimonio labrado en piedra que todos podemos contemplar y leer en el frontispicio de la puerta que da acceso a la Iglesia del Santuario”.

 

  Nadie pase este portal

Sin jurar por su vida

     Que María fue concebida

Sin pecado original.

 

                   25 Marzo 1624


Grupo de Percusión en Artefiesta - Villena 2016

Reloj de Sol de Santa María (Villena) - recreación virtual - 2016


Este video muestra la recreación virtual de un reloj solar y una simulación acelerada de su funcionamiento, calculada para el día 2 de marzo. Está situado en la fachada oeste de la torre campanario de la iglesia de Santa María de Villena y su origen se remonta al siglo XVIII.

Se trata de un reloj de sol declinante hacia el oeste, por lo que indica las horas a partir del mediodía solar. El gnomon se compone de una varilla de hierro fijada al paramento y rematada mediante una punta cónica , de tal manera que la sombra de esta punta va indicando las horas sobre las líneas horarias del cuadrante, pintado en el propio paramento de sillería.

El gnomon, aunque algo desviado de su posición original, se conserva en buen estado. Sin embargo, los escasos restos del cuadrante pintado apenas son actualmente perceptibles desde la calle. Sería pues conveniente su restauración y el ajuste de la varilla antes de que desaparezcan completamente los trazos y con ellos, este singular elemento del patrimonio local. Hace unos años, advertidos de su existencia y avanzado estado de deterioro por el reconocido experto en gnomónica Joan Olivares Alfonso, y en colaboración con el museo de Villena, documentamos los restos de pintura conservados mediante calcos y fotografías de detalle. A partir de esta documentación se ha podido interpretar prácticamente todo el diseño del cuadrante, con sus líneas horarias, su numeración y la representación del astro rey que señala el punto de sol, tal como se muestra en la recreación. Créditos: Documentación y edición: José Luis Sáez Iñiguez Animación 3D: Jorge Rubio Reig Asesoramiento técnico: Joan Olivares Alfonso
Música: Extraída del álbum "La Plaza del beso", del grupo JVGLÁREA

ACERCA DE LA ROMERÍA DEL "VOTO" A LA VIRGEN DE LAS VIRTUDES, 3 de abril de 2016


Con el fin de conocer con más precisión los orígenes de la festividad del “Voto”, cito seguidamente dos interesantes apartados de dos capítulos del libro: HISTORIA DEL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LAS VIRTUDES, que escribió Don Máximo García Luján en 1988.  


Capítulo I:

“Al desaparecer la peste que la ciudad había sufrido (último cuarto del siglo XV)  y que la había dejado diezmada, el Concejo, en nombre de la ciudad, hace dos votos a la Virgen en acción de gracias y se obligaron con dos votos perpetuos y éstos cumplen los ciudadanos de Villena todos los años.

El primer voto se celebrará el día 25 de marzo, festividad de la Anunciación y el segundo voto el 8 de septiembre, festividad de la Natividad de la Virgen. En ambas fechas acudían al santuario en devota romería, el clero y Beneficiados de la iglesia del Señor Santiago, el clero y Beneficiados de la iglesia de Santa María, los Padres del Convento de San Francisco, el Concejo en corporación, presidido por el Pendón de la ciudad y pueblo en general acompañados de Ministriles con chirimías, atambores y atabales.

En el Santuario se celebraba la Santa Misa, con sermón, y pasaban todo el día junto a la Virgen, hasta que por la tarde regresaban a la ciudad”. 




Capítulo XVIII:

“El día 25 de marzo de 1624, aprovechando la celebración del primer Voto del año, se hizo el Voto a la Inmaculada. El obispo de la diócesis, Fray Antonio Trejó, celebró Misa Pontifical y al terminar, todos los asistentes al acto hicieron juramento de defender, leer, predicar y enseñar por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, que la Santísima Virgen fue preservada del pecado original.

De tan magno acontecimiento hay un testimonio en un documento que lleva fecha 2 de abril del citado año de 1624, que textualmente dice:

"Yo, Pedro Oliver, escribano público de esta muy noble y leal ciudad de Villena y propietario de este Cabildeo, por merced de su majestad, doy fe y verdadero testimonio a los que el presente vieren de que habiendo esta ciudad ido en procesión el 25 de marzo pasado a la Casa de Nuestra Señora de las Virtudes, como es de costumbre, y como Patrono que esta ciudad es de este Santuario, se hizo el Voto de proclamar defender el Misterio de la Purísima Concepción, en gracia a la Virgen María Señora Nuestra y si fuera menester daríamos mil vidas que tuviéramos para defender este Voto, juramento y promesa que hacemos todos postrados humildemente ante la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de las Virtudes, así Dios nos ayude y estos santos evangelios".


 Villena fue una de las primeras ciudades que juró el dogma de la Inmaculada, adelantándose doscientos treinta años a la Iglesia, ya que el dogma de la Inmaculada lo proclamó la Iglesia en 1854.

Para que las generaciones futuras tuviesen conocimiento de tan solemne acto y del Voto que la ciudad había hecho, el Concejo de Villena dejó un testimonio labrado en piedra que todos podemos contemplar y leer en el frontispicio de la puerta que da acceso a la Iglesia del Santuario”.

  Nadie pase este portal
Sin jurar por su vida
     Que María fue concebida
Sin pecado original.
                   25 Marzo 1624



La Corporación Municipal de Villena que existía en el año 1974 y que estaba presidida por su Alcalde-Presidente don José García Galbis, en presencia de Obispo de la diócesis de Orihuela-Alicante don Pablo Barrachina y Estevan, de manera muy solemne y en nombre de la ciudad de Villena, renovó el voto de la Inmaculada Concepción de María, con motivo de la celebración del 350 aniversario.

Dicho acto tuvo lugar en la explanada del santuario, la mañana del 24 de marzo de 1974, y con motivo de tan importante acontecimiento, dicho día fue fiesta local.

EL TERCER DÍA DE PASCUA, VISITA A "LAS CRUCES"

Dos costumbres hay en Villena, el tercer día de Pascua. La primera consiste en merendar en el paraje de Las Cruces y la segunda que los novios le pongan la merienda a las novias.
Como recuerdo de las magníficas tardes que hemos pasado allí, van estas fotos de recuerdo. La descripción del entorno ha variado mucho desde que la carretera se adueñó de tan singular paraje villenense. Quedan los recuerdos, tanto de dicho día como de la mañana del viernes santo, cuando se rezaba el Vía Crucis en los catorce pasos, que comenzaban tras cruzar el primer peldaño de las largas escaleras que conducían a la ermita.








Unas fotos del pasado de Las Cruces y alrededores - Villena

Por gentileza de María Virtudes Navarro Estevan, ofrecemos unas fotos históricas de Las Cruces y sus alrededores.







Un paseo por la Pinada Galbis - Villena, abril de 2017