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Una visita a la Lonja de Valencia - 8.5.2017



Con independencia de la visita a este singular edificio, construido en la época del gótico tardío, en el que las columnas helicoidales nos recuerdan a las de la lonja de Palma de Mallorca, así como a las de la iglesia de Santiago Apóstol de Villena, por sus alrededores recorrí, durante mi niñez, buena parte de sus calles, comprando el bocadillo de atún con olivas en el mercado central y acudiendo con mi tío Bernardo y sus amigos a Cafés Valiente, que se encontraba en una de las esquinas de la avenida del Oeste, donde me invitaban a un bombón recolado, en el que lo más me gustaba era la leche condensada.

Recuerdo que una tarde me llevaron a visitar a una familia de Villena y, por primera y única vez, tuve en mis manos el cinturón que se le coloca a la Virgen de las Virtudes en el trayecto de las  romerías, en aquel tiempo en la tarde del día 5 y la mañana del día 9 de septiembre.

La grandiosidad de la playa del Arenal siempre me impresionó, comparándola con la playa del Postiguet. 

Nunca olvidaré la majestuosidad de la estación de Renfe, en la que llegábamos montados en el "Cartagenero", que salía de Villena a las tres de la tarde y llegaba a Valencia sobre las seis y algo. Estación que conocí con más detalle cuando me tocó realizar algunos transportes militares desde Barcelona a Valencia, durante mi estancia en el Servicio Militar, 

Con el transcurrir de los años, continué visitando Valencia, recorriendo sus calles, comenzando mis paseos por las Torres de Cuarte hasta llegar a Colón, para continuar hasta la plaza de toros y de allí, atravesar la plaza del Ayuntamiento, finalizando el recorrido en la plaza de la Virgen, tras tomar un refresco en  la plaza de la Reina, tras haber comido  unos buñuelos de calabaza junto a la torre de Santa Catalina, continuando hasta la plaza de la Virgen, bordeando el Miguelete y en la que las columnas y arcos de la catedral nos anunciaban la llegada a la basílica de la Virgen de los Desamparados, imagen a la que siempre le he tenido una gran veneración, desde que la ví, por vez primera, en la visita que realizó a Villena en los primeros años de la década de los 60 del pasado siglo XX.

Valencia, tu embriagadora luz siempre me ha transmitido una fuerte emoción y me ha hecho sentirme valenciano como el que más y ahora con más razón, conociendo algo más los lazos de unión que siempre has tenido con Villena.

Acabo ya mi intervención y doy paso a una selección de fotos del reportaje fotográfico que realicé, en el que intenté plasmar la arquitectura con la luz y la viveza de la vegetación de aquel lugar.
Velius





















 

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